mono sabio se ríe de su sombra

Cinco meses. Un mes. ¿Dos meses de trabajo? ¿Qué significa «céntrico»? Treinta megas. Largos paseos en tren y cielos de Madrid. Facebook, Google+, entonces breves. Dos semanas acompañado, después soledad

Hace ya cinco meses —vaya como pasa el tiempo— que estoy en Madrid. Llegué a finales de abril, con unos días cuya temperatura se podía considerar aún fresquita y agradable, que duraron más bien poco antes de empezar a subir el termómetro. Después de un verano especialmente caluroso —hay quien afirma que no ha sido para tanto—, esta última semana ha empezado a refrescar; principalmente de madrugada. El lunes pasado amaneció con 11° y me pilló por sorpresa al salir en camiseta de manga corta, como llevo haciendo todo el verano, para el trabajo.

Empezar el día con mejor talante

Más bien soy enemigo de las cadenas de correos, pero a este vídeo le he cogido cariño. Un buen desayuno, compuesto de una pieza de fruta o un zumo, un café con leche con cereales (tal vez gofio, si la morriña te puede) y una tostada con mantequilla y mermelada, a lo que le sumas este vídeo, y uno enfrenta el día con mejor talante. [Publicado originalmente en mi muro de Facebook el lunes 12 de septiembre]

Alive

Estoy vivo. Aunque la ausencia de entradas publicadas durante los dos últimos meses de lugar a pensar lo contrario. Sigo vivo, sí. El calor de Madrid no ayuda; al menos a querer seguir estándolo. A veces te planteas si no estarías más a gusto bajo dos metros de tierra que sudando de forma infinita por cada poro y encharcando cada pliegue de piel, allí donde dos masas de carne, de tu propia carne, entran en contacto.

Silogismo incuestionable, lógica indiscutible

Todos los hombres son mortales. Sócrates era mortal. Por lo tanto, todos los hombres son Sócrates. Lo que significa que todos los hombres son homosexuales. Woody Allen Citas en sobres de azúcar Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría Es muy probable que el formato no haya quedado bien y/o que parte del contenido, como imágenes y vídeos, no sea visible. Asimismo los enlaces probablemente funcionen mal.

'¡Chúpate esa!'

En la última década parecen haberse puesto de moda dos cosas: los no-muertos, especialmente en sus sabores de zombies y de vampiros, y las ediciones seriadas de cualquier tema, en especial en forma de trilogías. En combinación, parece que lo que más gusta son las trilogías de vampiros. Al menos tres son los libros que lleva publicados Christopher Moore, autor prolífico especializado en situaciones absurdas en torno a monstruos y seres sobrenaturales, sobre vampiros y sus quebraderos de cabeza.

'El bufón'

En las portadas de todas las novelas de Christopher Moore que he tenido en mis manos, o en las entrañas de mi iPad, hay una frase que aparece siempre con apenas variación en su morfosintáxis: «Del autor de El ángel más tonto del mundo». Al menos en las ediciones en español. Y salvo, claro está, la propia novela ‘El ángel más tonto del mundo’ [mi reseña]. Aunque el editor más tonto del mundo podría haberla puesto por aquello de reforzar la idea global de que la mejor novela del autor es, precisamente, esa.

'Maldito Karma'

Se le coge bastante rápido el punto a esto de leer en el iPad. Así que, tras terminar de leer el anterior [‘Un mundo feliz’], me puse a leer el libro ‘Maldito Karma’ —con objeto también de cambiar la escala dramática—, primera novela de David Safier y que deja entrever, al menos ante mi inexistente criterio literario, una promesa en cuanto a literatura de corte humorístico se trata. Tendré presente al autor para hacerme con su segunda novela en cualquier momento.

'La sanguijuela de mi niña'

Ya comenté —hace muchísimo tiempo— que el iPad lo compré principalmente para leer [iPad]. Después de todo este tiempo confirmo que es un gran dispositivo para navegar por el universo web y que, cuando las condiciones de luz no son extremas —en especial extremadamente luminosas— la lectura es cómoda y se puede prolongar durante horas. Sigo manteniendo que el principal contratiempo es que, para la postura de tumbado boca arriba, no termina de resultar muy ergonómico (es complicado mantenerlo con firmeza sin meterle los pulgares en la zona sensible).

'Psiquiatras, psicólogos y otros enfermos'

Salvo que acabes de aterrizar accidentalmente en este mi rincón de miserias personales, ya te sabrás de memoria la mecánica con la que me hago con muchos de los libros que han ido apareciendo por aquí comentados. Pero si fuera este tu estado, el de recién llegado, lo abreviaré: Chico entra en una librería haciendo tiempo esperando a su mujer. Chico curioseando en los estantes tropieza con un libro cuyo título le llama la atención.

'El asombroso viaje de Pomponio Flato'

De Eduardo Mendoza no he leído mucho. Los dos primeros de la trilogía del detective innombrado, hace muchos años y que volveré a leer como paso previo a meterme con la tercera de las novelas, y ‘Sin noticias de Gurb’. Éste último no me gustó especialmente. No, ver escrito Eduardo Mendoza en la portada de un libro no suele despertar especial interés en mí. Sin embargo, con esta enfermedad crónica que deriva en consumismo inusitado y que se estimula con los títulos de los libros, se me iban constantemente los ojos al último libro que ha publicado: ‘El asombroso viaje de Pomponio Flato’.