Me imagino al Valera trastocado leyendo la noticia: «A Linterna Verde le van los cipotes» (aquí). Esto es «Educación para la Ciudadanía » por la vía bestia y del hardcore. A ver cómo se las ingenian los wertianos para impedir que estos comics alcancen al cándido pube, sumido en la inocencia que a su edad le corresponde, y evitar que se lo adoctrine, se le tiente e invite a participar de los amarenamientos antinátura de esos sodomitas desviados y perversos que son los maricas y maricones.
Muchas son las veces que he dicho que me hubiese gustado programar algún juego. Envidiaba, con esa envidia sana, pero de verdad que sana, a todos aquellos que, con pocos años más que yo, incluso algunos con menos, dejaron su impronta en la historia de los videojuegos. Está claro que casi idolatraba a Víctor Ruíz por su Abu Simbel Profanation, que siempre quise portar a otros ordenadores (y que utilicé para un prototipo sencillo con MonoTouch y MonoGame, o XNATouch).
¿Te ha pasado escuchar alguna vez un sonido intenso sin haberse llegado a producir realmente? No hablo de escuchar voces, en plan paranoico, sino de percibir un ruido, generalmente intenso, y no haber indicios cerca de nada que lo haya generado. A mí a veces me pasa. Me despierto de madrugada sobresaltado creyendo que el timbre de la puerta ha sonado. Y me quedo escuchando, con el corazón rebotando contra los pulmones a toda máquina, y no suena nada fuera.
Ay, qué gratos recuerdos los de no hace tanto. Aunque la verdad que parece que hiciera ya un siglo. Aún empezábamos la segunda década del que se imaginaba prodigioso siglo XXI. Ninguno de los que crecimos leyendo Ciencia Ficción, de la generación que vivió la normalización de la televisión en las sobremesas y las cenas, dudaba ni un instante que allá por el año 2012 cada uno tendría un cohete aparcado en la ventana y que tendríamos dispositivos bajo la piel que nos comunicaría con cualquier persona en cualquier sitio sin requerir de andar girando una rueda con números.
A los de Manning les chiflan los trajes regionales, y los hay muy curiosos; y a los de O’Reilly les van los animalitos, y los hay muy curiosos, aunque parece que se les está yendo un poco la mano, o se están quedando sin bichos algo «más estéticos». Casi… De casi, nada. Da repelús enfrentarse a un libro con dos arañas tan grandes en su portada. Suerte que no profeso mucho afecto a los productos de Oracle.
… al menos en el ordenador del trabajo. Y es que ayer me llegó un mensaje de una tal joanna paredes con el siguiente texto: «te envio Factura, Finiquito, Certificado de Origen». Escueto e impreciso, dado que es una cuenta de hotmail, el correo no lleva ningún dato de empresa ni nada por el estilo y tampoco es respuesta a un correo que yo le enviase previamente. Eso sí, adjunta tres archivos JPG donde se puede leer información relativa a un vehículo de la marca Volkswagen, modelo FOX TRENDLINE 1.
Mira que no suelo abrir casi ningún correo que me llega de mi padre, en general. Desde que se soltó la melena, figurativamente hablando dado que mi calvicie no la heredé de mi madre, con esto de la informática, me satura de forma periódica e inmisericorde. Pero hoy he pinchado por no hacerle el feo (yo me siento mal ignorando a mi progenitor, aunque él ignore que le ignoro) y me ha resultado lo suficientemente gracioso como para copiarlo aquí.
Ultimamente he recibido un par de «ofertas» a participar en una idea vieja, pero que vuelve a circular —o que no ha dejado de hacerlo nunca—. Hablo de los directorios de bitácoras. A mi mujer también le han llegado ofertas similares. Imagino que agrupar y categorizar las distintas bitácoras o blogs que hay en el universo puede tener importancia para alguien. Sin embargo, teniendo Google, a día de hoy no se me ocurre una utilidad concreta, salvo aquella de permitir meter publicidad en el sitio y sacar perras a costa de ello.
Ya está disponible para descargar, en los fondos mafiosos de las inmundicias sociales (o sea, vagos y maleantes), el primer capítulo de la segunda temporada de Sherlock, modernización del famoso personaje de Conan Doyle, y que, con una primera temporada de 3 capítulo de 90 minutos cada uno, me enganchó.
Los iré descargando (los de la segunda, claro) y ya los veré en mi tele de 55" en mi próxima vista al hogar verdadero, que esta serie se lo merece.
¡La polla! ¡Es un vino! Aunque por las puntuaciones, muy buen follador vino no parece ser ;-)
Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría
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