reverberaciones de una existencia

Tesoros perdidos reencontrados (XIV): Algunos diseños

Al poco de llegar el primer PC a casa, por el año 90, mi padre, deseoso de incorporar las nuevas tecnologías a su repertorio técnico, me obligó a conseguirle, contra viento y marea, e incluso jugándome el plato de lentejas si no lo traía pronto, un programa del que le habían hablado maravillas y que se llamaba -y llama- Corel Draw. Al final se llevó un pequeño chasco, porque aunque lo usaba con frecuencia, no era la herramienta que esperaba.

Tesoros perdidos reencontrados (XII): El discurso de la orla

No soy muy amigo de eventos multitudinarios y menos aún de convertirme centro de atención de intensas miradas, pero acepté orlarme con los compañeros -después de estar varios años desconectado de la facultad- y, aún más increible, acepté el reto de preparar el discurso y -lo que mirado retrospectivamente me parece toda una proeza personal- compartir escenario con el compañero José para leerlo delante de los familiares y amigos, desconocidos todos ellos, de mis compañeros de clase.

Anecdotarium (IV): Las grandes batallas a pedradas

Siempre digo y repito, hasta la saciedad si es necesario y más que el ajo, que tuve la fortuna de crecer en el que, sin duda y pese a quien pese, fue uno de los mejores barrios de la ciudad de Las Palmas, el humilde barrio de gente humilde Tres Palmas. No digo que fuese de los mejores en el sentido de ‘gente pudiente’, como la zona de de Ciudad Jardín, paradigma de zona rica de la ciudad en el último cuarto del siglo pasado.

Y dos meses ya. Hora de repasar acontecimientos.

Hoy termina septiembre y mañana dará comienzo un nuevo mes. Para ser absolutamente franco, no creí que llegase a escribir de forma constante y seguida durante estos dos meses en que llevo manteniendo mi bitácora, respetando -salvo pequeños deslices puntuales- el publicar una entrada cada día. De momento sigo pasándomelo bien intentando mantener esta pequeña visión particular de casi todo, donde dejo brotar ‘mi lado más House (doctor, doctor, ¿qué me pasa?

¡Por fin es lunes!

Ayer no hubo ‘píldora’. Estuve demasiado liado el sábado. Y la de hoy aparece con retraso. También estuve demasiado liado ayer. Pero para bien, con gusto, que “la sarna con gusto no pica”. Resumiendo, para los que no lean más allá del primer párrafo, ha sido un fin de semana espléndido, que he disfrutado como hacía tiempo que no lo hacía. Llevaba toda la semana esperando a que llegase el sábado porque quería ir a sacar fotos a los rincones de Vegueta, por donde hace ya mucho tiempo que no paseo con ese fin.

Anecdotarium (III): Mi accidente de coche

Creo que contaba con ocho años -puede que fuesen nueve, incluso diez- cuando tuve mi primer, y último hasta el momento, accidente de coche. La mente es muy curiosa. No recuerdo la edad exacta, pero sí muchos de los detalles de aquel día y de los posteriores. Camino del colegio me atropelló un coche que, según fuentes presenciales, adelantaba a un camión que estaba detenido delante del paso de peatones, invadiendo en el adelantamiento el carril contrario y llevándome por delante cuando yo salía, según conductor, corriendo de delante del vehículo detenido.

Un fin de semana absolutamente improductivo

Suelo escribir los artículos de mi blog el día anterior. Generalmente por la noche. Sin embargo ayer la cosa se torció bastante. Después de satisfacer un antojo, saliendo a desayunar churros con chocolate, y pasar por Canaima a recoger un libro que tenía encargado, volvimos a casa con la intención de bajar a la playa un rato. Y ahí fue donde se jodió el plan. Debía ser el bochorno del día, pero al llegar a casa me quedé tumbado.

Molido como un perro e indocumentado en un viernes de septiembre que se prevé gris

Mientras me recupero de la molienda terrorífica de mi primera experiencia Shiatsu (sí, tienen razón: la primera vez duele), y me obsesiono por recordar dónde coño he puesto el puñetero DNI, que recuerdo ver por última vez el miércoles por la tarde, al tiempo que me planteo con cuál de los dos libros que acaban de llegar empezar primero, si con Dinámica de sistemas o si con Teoría de la decisión y de los juegos, miro mi monitor con una sensación de agotamiento absoluta y la mirada boba perdida en el finito universo de los píxeles tricolores, con la mente vagando por cielos y edenes repletos de vírgenes deseosas de sataisfacer todos mis deseos, que son muchos y variados.

Tesoros perdidos reencontrados (IX): Comics de Nathan Never

No es necesaria una excusa para visitar a mi madre, pero aprovechando que el fin de semana era largo (es bueno empezar la semana con un lunes festivo), comimos en su casa. Como hago cada vez que voy por allí, dediqué un rato para ‘naufragar’ entre las toneladas y toneladas de cosas que poblaban las estanterías de mi habitación y que mi madre ha tenido a bien ir separando con el sano propósito de reciclar (tirar, vamos).

La presión del 'baby boom' generacional

El post de hoy se ha hecho esperar por motivos que solo se pueden explicar cuando un lunes festivo, siendo el que es en Gran Canaria, sigue a un domingo sin dar ni palo, en un fin de semana en que he hecho de todo menos parar delante del ordenador. Bueno, algo he parado, pero más bien poco. Como quien dice, ahora mismo estoy entrando por la puerta, y he decidido no demorarlo más y ser fiel en mi “uno al día”.