sombras chinescas de un programador

871/1000

Eso es lo que he sacado. Te piden mínimo 700/1000. Así que he aprobado. He aprobado el examen de desarrollo de aplicaciones Web con Microsoft .NET Framework 4. Ya soy un MCTS. O un MCP. O las dos cosas. No me termina de quedar claro. Tampoco tengo muy claro para qué sirve. Pensaba que podría descargarme la nueva versión de Visual Studio. Pero de eso nada. Habrá que hacer tres exámenes más para ascender a MCPD.

Mejoras por accidente

Como decía en la entrada anterior, me he pasado el fin de semana «tocado». Sin muchas ganas de salir, he repartido el tiempo entre dormir, ver películas y probar cosas. La limpieza general de la casa, por otro lado altamente necesaria a día de hoy, me parece que lo dejaré para el martes o el jueves, festivos nacionales (qué grande es España por sus festivos, por mucho que le joda a la Merkel).

¿Mala compra?

Desde principios de año me picaban las ganas. Aprovechando el viernes negro en Xamarin me lancé a hacerlo. 230€ —al cambio— menos y tengo la licencia de desarrollador de MonoTouch. La economía doméstica no está pasando su mejor racha, pero tenía ganas de hacer «algo». Ahora queda que, efectivamente, lo haga. ¿Ideas? Sea como fuera, ya tengo mi regalo de reyes. Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría

Nullable<Me>

Pensé que no tocaría hacerlo, pero finalmente ha sucedido. Se mantienen dos ramas de código, del mismo código —mejor dicho, de código parecido— para que compile en Framework 1.1 (año 2003) y Framework 3.5 (año 2007) de .NET. Tanto a nivel sintáctico como semántico, la versión 3.5 es muchísimo mejor. Y no entiendo la obstinación por mantener las dos ramas, cuando la destinada al código 1.1 N-O S-E U-S-A y estamos a las puertas de que aparezca la versión 4.

Otro que se va

Abro el Facebook y lo primero que me encuentro es que otro de los grandes de la Informática, en este caso Dennis Ritchie, ha muerto recientemente. Lo triste es que la muerte de Steve Jobs eclipsó la noticia, porque hace ya unos cuantos días que falleció. Descanse en paz. Mierda de Facebook. Sólo sirve para enterarme de las malas noticias… Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría

... soy el Neo del código fuente

Aún con los ojos rojos como si me los hubieran rociado con spray de pimienta, he currado programando como nunca (bueno, como no lo hago desde hace años). Tomando consciencia de que estamos enchufados en Matrix, y que ya no hay leyes naturales inmutables —y de que el universo se dobla sobre sí mismo—, me he puesto manos a la obra y he escrito más código fuente en los dos últimos días del que había escrito en los cuatro meses y medio de trabajo anteriores.

Profanation y SilverSprite

Me daba un poquito de pena dejar la cosa como estaba. Así que, antes de meterme con otro tema, me puse a juguetear con SilverSprite. Para el que no lo sepa —y le interese, claro— SilverSprite es una capa de adaptación que facilita ejecutar código XNA, en teoría con apenas cambios en el código, en Silverlight [@ Wikipedia] que a su vez es, para quien no lo sepa —y también esté interesado—, un framework pensado originalmente para desarrollar aplicaciones multimedia embebidas en páginas Web, a grosso modo.

Recocido de Profanation sobre cama afrutada de XNA y con relleno de MonoGame (o XNATouch)

Contaba en la entrada de ayer que tenía ganas de hacer un juego para el iPhone y que había estado buscando durante días algo con lo que desarrollarlo resultara bueno, bonito fácil y barato. También contaba que, finalmente y descartando los entornos integrados, había decidido hacer sendas pruebas de concepto con cuatro de las chopocientas mil alternativas basadas en los lenguajes que a día de hoy exiten para desarrollar para este dispositivo.

El blues de los momentos perdidos

Esta es la predecible, y seguramente inevitable, continuación de ‘El ABC de los tiempos perdidos’. Entonces no me preocupaba demasiado. Eran unas más que merecidas vacaciones. Pero tras cinco meses en las listas del paro, y con varios rechazos a mi «impecable» curriculum —al menos eso es lo que afirman las personas que llaman para entrevistarme— por cuestiones de idioma, confieso que empiezo a preocuparme ligeramente. Aunque no puedo decir que me angustie aún.

Tesoros perdidos reencontrados (XXIII): Primer Curso Multimedia

Con esto de las obras y pintar el piso, para luego andar reordenando las pertenencias [El ABC de los tiempos perdidos], uno se enfrenta a cantidades diogenianas de cosas que se van acumulando en los cajones y que, ante el nuevo status quo de falta de espacio, obligan a un proceso de filtrado cuyo fin último es soltar lastre. Ello conlleva, claro está, poner especial cuidado para no tirar algo que aún tenga valor.