suspiros efímeros de un tiempo insignificante
Creo que esta va a ser la imagen de la semana, al menos de mi semana:
Al final me he decidido y, aprovechando que tengo una velocidad de descarga de vértigo, acabo de instalar el león. A ver cómo ruge el nuevo cachorrito.
Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría
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Acabo de caer en la cuenta que hace algo más de una semana que mi iPhone 3GS cumplió dos años. Además de haberse convertido en herramienta imprescindible de mi día a día, hasta el punto de meditar la posibilidad de injertármelo quirúrgicamente para no perderlo nunca de vista —lo que plantea el problema de por dónde lo cargaría, a posteriori—, significa que acabó la obligatoria permanencia de dos años con vomistar Movistar.
Eso es lo que pensé esta mañana de camino al tren en Parla, soportando unos ocho grados, y nuevamente al bajarme en Tres Cantos, con apenas uno o dos grados más. Como dicen por aquí, hacía una rasca de cuidado. En una semana han bajado las máximas unos diez grados y las mínimas entre cinco y seis grados. Y la próxima semana prevén que empezará a llover. Hemos sufrido un verdadero descalabro de las temperaturas en tan solo una semana.
Hace trece años. La que ahora es mi mujer y yo empezamos nuestro noviazgo. Y aún sigo pensando que es lo mejor que me ha pasado en la vida :-)
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Bueno, ya he terminado de ver la primera temporada de Falling Skies. Después de ver el primero estuve tentado de no seguir. Demasiado ñoño y pusilánime. Pero mejora considerablemente a partir del cuarto. Aunque, cierto también es, que no es como para tirar cohetes. Que bien podemos sacrificar a una buena parte de la Humanidad sin montar tanta parafernalia. ¿Alguna raza alienígena interesada en una buena cantidad de carne? Sobramos seis mil millones.
Es que cada vez que lo veo, me gusta más:
Visto originalmente en el blog de adastra.
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Por último pedir diculpas por el contenido. Es de muy mala calidad y la mayoría de las entradas recuperadas no merecían serlo.
Amanecía hoy leyendo un correo que me envió el amigo sulaco. Hacía referencia a que Box.net regalaba 50 Gb a los usuarios de dispositivos iPhone o iPad. He corrido como las marujas el primer día de rebajas para hacerme con mi cuenta.
¿Y ahora qué hago yo con tanto espacio?
Es una pregunta retórica. Tengo clarísimo en qué voy a usar todos esos gigas. Los 4 Gb de Dropbox, de los que estaba tan ufano, me van a parecer una mierdita ahora.
Abro el Facebook y lo primero que me encuentro es que otro de los grandes de la Informática, en este caso Dennis Ritchie, ha muerto recientemente. Lo triste es que la muerte de Steve Jobs eclipsó la noticia, porque hace ya unos cuantos días que falleció.
Descanse en paz.
Mierda de Facebook. Sólo sirve para enterarme de las malas noticias…
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Hoy amanecíamos en el trabajo con un misterio. Una compañera me enseñó lo que le había pasado con su móvil, con un sentimiento entre angustiada e indignación. Un SMS que confirmaba, a su vez, que se había enviado «puta» a un teléfono que, casualidad, resultaba el de la madre. «¡Pero si yo no he mandado nada!». Investigando un poco descubrimos que es algo parecido al DictaSMS de Vodafone, pero de Movistar.
He llegado de vuelta a Madrid, en particular a Parla, tras pasar cinco días en Las Palmas con mi mujer, a la que sigo echando de menos. He llegado para encontrarme casi 30 grados de temperatura a las nueve de la noche en otoño. No soy oriundo de esta provincia, pero a mí máximas de treinta y poco en mitad de octubre no me parece algo natural. A este paso va a ser cierto que el Mundo se acaba en 2012.