vidas pasadas

Profanation y SilverSprite

Me daba un poquito de pena dejar la cosa como estaba. Así que, antes de meterme con otro tema, me puse a juguetear con SilverSprite. Para el que no lo sepa —y le interese, claro— SilverSprite es una capa de adaptación que facilita ejecutar código XNA, en teoría con apenas cambios en el código, en Silverlight [@ Wikipedia] que a su vez es, para quien no lo sepa —y también esté interesado—, un framework pensado originalmente para desarrollar aplicaciones multimedia embebidas en páginas Web, a grosso modo.

Recocido de Profanation sobre cama afrutada de XNA y con relleno de MonoGame (o XNATouch)

Contaba en la entrada de ayer que tenía ganas de hacer un juego para el iPhone y que había estado buscando durante días algo con lo que desarrollarlo resultara bueno, bonito fácil y barato. También contaba que, finalmente y descartando los entornos integrados, había decidido hacer sendas pruebas de concepto con cuatro de las chopocientas mil alternativas basadas en los lenguajes que a día de hoy exiten para desarrollar para este dispositivo.

El blues de los momentos perdidos

Esta es la predecible, y seguramente inevitable, continuación de ‘El ABC de los tiempos perdidos’. Entonces no me preocupaba demasiado. Eran unas más que merecidas vacaciones. Pero tras cinco meses en las listas del paro, y con varios rechazos a mi «impecable» curriculum —al menos eso es lo que afirman las personas que llaman para entrevistarme— por cuestiones de idioma, confieso que empiezo a preocuparme ligeramente. Aunque no puedo decir que me angustie aún.

De tajinastes azules

Aprovechando una nueva visita de Sulaco [Distorsiones], nos juntamos Luis, el más-holandés-que-español/canario-a-estas-alturas y el que suscribe, para echarnos unos piscos (o tomarnos algo, como se diría en dialecto normalizado) y tirar para el monte a disparar con nuestras respectivas cámaras. Y no necesariamente en ese orden. Eso sucedía ayer y, como va siendo norma en la vida de esta bitácora, dejo fiel reflejo en la entrada de hoy —de la víspera al pretérito, por filosofar un poco— por aquello de asegurar que, cuando tanto Luis como Sulaco sean ricos y famosos, poder alegar que yo los conocí y estuve con ellos.

'La proporción áurea'

En el primer día de la visita a Sevilla [1], tropecé con uno de esos quioscos de prensa que tienen todas las grandes ciudades repartidos por sus aceras. Como en Las Palmas no abundan —de hecho ahora mismo soy incapaz de recordar ninguno—, tropezármelos siempre atrae mi mirada [2]. En esa ocasión inmediatamente identifiqué la palabra «Matemático» —debo tener algún trauma infantil al respecto que antes de darme cuenta ya he leído palabras como «metemáticas», «científico», etcétera, etcétera, etcétera— y me lancé a mirar de qué se trataba con mayor detalle.

De hamburguesas, externalidades, urgencias médicas y aprendices de periodismo

Sigo El blog salmón desde hace bastante tiempo. De forma general, me gustan los apuntes y artículos que aparecen en él. Para un absoluto lego en Economía, lo que escriben los redactores del blog me resulta inteligible. Lo que ya es todo un logro hacerme entender a mí este tipo de cosas. Como en todas las publicaciones en las que escriben varias personas, los hay mejores narrando y explicando y los que no son tan buenos.

'La ciencia y la vida'

Imitando al genial Eugenio [1][2], aquel fantástico humorista catalán que siempre llevaba gafas tintadas, que nunca sonreía y cuyo mayor defecto era andar siempre fumando en sus actuaciones, empezaré la entrada de hoy con un «¿Saben aquel de dos tipos que se reúnen en lo alto de la montaña, en un hotel de todo lujo, para hablar de lo humano y lo divino y del sexo de los ángeles?». Y un poco con esa idea —o regusto, para los que prefieran el sentido que da sabor a la vida— me he quedado tras leer ‘La ciencia y la vida’, de Jose Luis Sampedro [3][4] y Valentín Fuster [5].

De ceniceros sin tabaco

Recientemente he pasado una semana en Madrid. Lo tenía programado desde hace tiempo. El objeto era pasar un tiempo con los amigos que allí dejé [Lo que sí echaré de menos], aunque finalmente intenté colar algún momento de búsqueda activa de empleo. Así que salvo por el fin de semana, que lo pasé en casa de unos amigos, desayunos, almuerzos y cenas los dediqué a unos u otros, en un punto de Madrid u otro, pero en todos los casos el evento en cuestión ocurría en alguno de los cientos de sitios que hay para comer en esa ciudad.

Silogismo incuestionable, lógica indiscutible

Todos los hombres son mortales. Sócrates era mortal. Por lo tanto, todos los hombres son Sócrates. Lo que significa que todos los hombres son homosexuales. Woody Allen Citas en sobres de azúcar Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría Es muy probable que el formato no haya quedado bien y/o que parte del contenido, como imágenes y vídeos, no sea visible. Asimismo los enlaces probablemente funcionen mal.

'El oficinista'

Alguna vez he contado que tiendo a ser inmune a las autopromociones grandilocuentes que aparecen en las portadas de los libros rezándose como ganadores de algún premio. Lo mío es sentirme atraído por el título o, cuando menos, por la portada y el resumen ejecutivo que suele haber en la contraportada. De seguir estos principios nunca me hubiese lanzado a comprar ‘El oficinista’ por voluntad propia. De hecho no lo hice pese a que lo tuve alguna vez entre mis manos al poco de publicarse.