vidas pasadas

Esclavos de nuestra libertad

Hoy día no estamos bajo estos totalitarismos, sino bajo otro más intangible. El sistema que nos esclaviza es muy, muy sutil: somos esclavos de nuestra libertad, de nuestro sistema libre. Nos hace infelices, pero lo aceptamos porque lo contrario es la no libertad. Rebelarnos contra la democracia y el libre mercado es rebelarse contra nuestra propia libertad. Parecemos encerrados en un laberinto sin salida. El vendedor de tiempo Fernando Trías de Bes Empresa Activa

Crisis de utopías

La economía debe integrar aspectos que vayan más allá de lo convencional. Erich Fromm lo planteó en su momento: «¿Por qué hemos de tener individuos enfermos para conseguir una economía sana?». La economía aguanta (de momento), pero muchos individuos, no. Y no olvidemos que la economía la sustentan, sobre todo, los individuos. ¿Qué está pasando? Se precisa, urgentemente, una utopía para reemplazar a las que se perdieron. Hay crisis de utopías, de eso estoy seguro.

Vender tiempo es una amenaza

Lo que TC entendió es que la venta de T suponía un riesgo para el sistema, una amenaza para cualquier producto, un problema potencial para cualquier negocio. La falta de T constituía la base de infinitas y estresantes necesidades de las personas. Vender T era una amenaza para la sociedad de consumo. El vendedor de tiempo Fernando Trías de Bes Empresa Activa Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría

Vender a toda costa

[…] Sin embargo, este tipo de contradicciones no era algo nuevo en la sociedad de Un Sitio Aleatorio: también se fabricaban automóviles que podían alcanzar los doscientos kilómetros por hora, cuando el límite máximo era de ciento veinte, o se permitía actividades industriales con niveles contaminantes por encima de lo que se acordaba en foros internacionales de medio ambiente, o se permitía la venta de tabaco, aun a sabiendas de que provocaba enfermedades mortales.

Circulares ingeniosas

[…] Por ejemplo, hay momentos durante un proyecto en los que conviene volverse a estudiar esta joya de la teoría del management, y distribuirla entre los miembros del equipo: LAS SEIS FASES DE UN PROYECTO: Entusiasmo. Desilusión. Pánico. Búsqueda de culpables. Castigo de los inocentes. Recompensa y honores a los no participantes. Alta diversión Eduardo Jáuregui / Jesús Damián Fernández Editorial Alienta Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría

Las consecuencias del estrés

Hoy en día los grandes depredadores escasean en las ciudades, pero seguimos condicionados por estos reflejos de simio, lo cual explica cómo tantos ordenadores acaban siendo víctimas de nuestros atávicos ataques de rabia. Son reacciones que aún pueden salvarnos la vida de vez en cuando, pero que la mayoría del tiempo resultan bastante poco eficaces, especialmente en los entornos corporativos. Las peores consecuencias del estrés, sin embargo, son las que se derivan de su activación continuada: el estrés crónico.

Empresas serias, con buen sentido del humor

[…] Pero dentro de esta seriedad, el humor también desempeña su papel. Isabel Aguilera, directora general de Google España lo expresa así: «El tema de la diversión va más allá del aspecto exterior, de los juguetes, de la decoración que tenemos. No se trata de estar todo el día contando chistes o de jarana. Para mí el sentido del humor es algo más profundo -incluso diría que algo más serio.

El humor, eficaz técnica de ventas

En un momento concreto de la negociación, el vendedor realizaba una oferta que en algunos casos incluía un detalle cómico («bueno, mi oferta final es de 100 dólares, pero si la aceptas, te regalo además mi rana de compañía»), y en otros casos no. Al final se pudo comprobar que las personas que escucharon esta oferta divertida acabaron pagando un precio medio más alto. O’Quinn y Aronoff concluyeron que el humor puede ser una técnica de venta muy eficaz.

El respeto hacia los demás

La estrategia del miedo puede funcionar, desde luego, pero tiene sus desventajas. Suele fomentar un ambiente estresante y hostil, pone al directivo mismo en una situación de constante vulnerabilidad a los ataques de los demás y lo peor de todo es que ni siquiera garantiza el respeto. Éste hay que merecerlo con el buen liderazgo, las virtudes personales y (no es ningún secreto) el respeto hacia los demás. Si un líder no demuestra estas cualidades, es fácil que el «respeto» que obtenga sea sólo superficial.

Tú Tarzán, yo Simyo

Solicité la banda ancha móvil de Simyo el 13 de octubre. Ayer, día 27, fue cuando pude navegar un rato. Luego se jodió de nuevo la cosa. Hasta hoy. ¿Cuánto tardará en volver a joderse? Desde luego no es una muy buena carta de presentación. Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría Es muy probable que el formato no haya quedado bien y/o que parte del contenido, como imágenes y vídeos, no sea visible.