La serie de televisión John Doe cayó en mis manos hace bastante tiempo (¿un par de años, tal vez?) y me enganchó desde el primer capítulo. Hoy te invito a que te plantees seriamente, de cara a un fin de semana más, a olvidarte de pasar la mopa por tu casa y dedicarte al hedonismo más puro y absoluto. Tus arterias te odiarán un poco más por cargar con tanta obstrucción por grasas saturadas.
La rivalidad llevada al extremo.
Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría
Es muy probable que el formato no haya quedado bien y/o que parte del contenido, como imágenes y vídeos, no sea visible. Asimismo los enlaces probablemente funcionen mal.
Por último pedir diculpas por el contenido. Es de muy mala calidad y la mayoría de las entradas recuperadas no merecían serlo. Pero aquí está esta entrada como ejemplo de que no me resulta fácil deshacerme de lo que había escrito.
Si hace dos semanas recomendaba todo un clásico de la divulgación científica como es la serie ‘Cosmos’, hoy toca recomendarte otra que te hará, una vez más, mejor ser humano (entiendo que ya has adquirido la condición de humano porque me habrás hecho caso y la habrás visto). Se trata de la magistral y estupenda serie documental de casi seis horas de duración que protagonizó Stephen Hawking y que lleva el nombre de ‘Los secretos del universo’ o comunmente conocida como ‘El universo de/según Stephen Hawking’.
Llevo unos cuantos días que me resulta imposible concentrarme en el trabajo. Creo que sufro de transtorno por déficit de atención y que he tardado demasiado tiempo en darme cuenta…
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Al poco de llegar el primer PC a casa, por el año 90, mi padre, deseoso de incorporar las nuevas tecnologías a su repertorio técnico, me obligó a conseguirle, contra viento y marea, e incluso jugándome el plato de lentejas si no lo traía pronto, un programa del que le habían hablado maravillas y que se llamaba -y llama- Corel Draw. Al final se llevó un pequeño chasco, porque aunque lo usaba con frecuencia, no era la herramienta que esperaba.
He encontrado un sitio que me resulta sumamente interesante: aquí.
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Por último pedir diculpas por el contenido. Es de muy mala calidad y la mayoría de las entradas recuperadas no merecían serlo.
Estoy pensando en vender todo mi equipo fotográfico Nikon (D50, D200, 10-20, etc., etc.) y pillarme esta. Para el uso habitual que yo le doy a la cámara, sospecho que una ‘prosumer’ me dará iguales resultados. Y es más barata.
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Hay que ver cómo es la gente. Si no les pones límite se aprovechan de ti. No sirve el buen rollito y el suponerles que son responsables y honrados. En cuanto pueden te la meten doblada. Si les llamas la atención se mosquean.
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Bueno, he decidido que publicaré una entrada al día en el blog ‘oficial’ sólo de lunes a viernes. Los fines de semana me resulta harto complicado dedicarle un rato (y no tengo ganas). Para esas pequeñas cosas, tengo éste.
El sábado estuve de bajón y he dedicado el fin de semana, en la medida de mis posibilidades, a sobar lo que pude. Hubiese querido dormir muchas más horas, pero no pudo ser.
Ya he comentado que los juegos de tipo mata-mata-mata, preferiblemente con espada, de acción en tercera persona, son los que más me relajan. Devil May Cry 4 es de ese tipo. Siendo la cuarta entrega de esta franquicia, es el primero que veo de la saga. Hasta tropezar con él no sabía ni que existía. Lo conocí jugando la demo en casa de un amigo, antes de yo tener la PS3 y me encantó.