A vueltas con la Eyaculación Digital, aproveché mucho del material que había generado -excretado para algunos- durante los años anteriores. Creo que fue en COU cuando escribí unos pseudo versos porque detestaba el olor del tabaco y del aliento de la gente que fumaba. Al menos la primera versión, porque años más tarde, en segundo de ingeniería industrial, recuperé parte y reescribí el final. El segundo manuscrito aún lo conservo.
¿Cómo llevamos la pulsión de muerte? ¿En particular el deseo de ver a tu jefe repartido por FEDEX, en cachitos casi infinitesimales, alrededor del planeta? Bueno, para tranquilizar los ánimos y desconectar un poquito, preparando la mente para el lunes, vamos a dedicar otro día de domingo a desarrollar los buenos hábitos que requiere la gente sana y que se refleja, mejor que en cualquier otro arquetipo, en el perfil del jugador casual.
¿Qué? ¿Cómo llevas las excusas para escaquearte de las labores del hogar? ¿Se te han acabado y tu pareja parece insistir demasiado en que cojas la aspiradora y te pongas a mover los muebles para abducir polvo que lleva generaciones debajo de ellos? Bueno, no te preocupes, que hoy voy a darte otra excusa para no mover tus articulaciones más allá de lo necesario que requiere manejar el mando a distancia de la televisión y del vídeo.
Debí sufrir una conmoción cerebral de niño, pues hay ciertas manías contra las que no puedo, y la verdad que no quiero, luchar y cambiar. Espera, espera… ¡Anda, que sí que sufrí una conmoción de niño! Estuve inconsciente durante catorce horas, hospitalizado, después de ser atropellado y lanzado unos cuantos buenos metros por el aire -volé, sí, volé- por un coche, camino del colegio. Eso podría explicar muchas cosas… Pero que me odies por ser tan genial no es de las que puede explicar.
Seguramente tu mayor aspiración en la vida sea y será demostrar a tus amigos de infancia y adolescencia cuan lejos has llegado en la vida. Seguramente, también, para eso pienses que la mejor forma de dejarlos boquiabiertos sea comprarte un pedazo de buga que le quite el hipo hasta al cura de tu parroquia que, mientras te toqueteaba, te decía cuan importante era el valor de la humildad. Sí, de esos que tienen tantos caballos que si lo pusieses en vertical te llevaría directamente a La Luna.
No es necesaria una excusa para visitar a mi madre, pero aprovechando que el fin de semana era largo (es bueno empezar la semana con un lunes festivo), comimos en su casa. Como hago cada vez que voy por allí, dediqué un rato para ‘naufragar’ entre las toneladas y toneladas de cosas que poblaban las estanterías de mi habitación y que mi madre ha tenido a bien ir separando con el sano propósito de reciclar (tirar, vamos).
El post de hoy se ha hecho esperar por motivos que solo se pueden explicar cuando un lunes festivo, siendo el que es en Gran Canaria, sigue a un domingo sin dar ni palo, en un fin de semana en que he hecho de todo menos parar delante del ordenador. Bueno, algo he parado, pero más bien poco.
Como quien dice, ahora mismo estoy entrando por la puerta, y he decidido no demorarlo más y ser fiel en mi “uno al día”.
Tras la fiebre de la novedad de los primeros días, en el que he pasado más horas que de costumbre aporreando el mando, las cosas vuelven a su normalidad y miro a la PlayStation 3 de 80 Gb como un recurso más para pasar unas pocas horas, que es lo sano, a la semana jugando a juegos que no entrañen excesiva complejidad social. Los mundos virtuales de comunidades cibernéticas se los dejo a los que tienen poca autoestima y desean hacerse un hueco de reconocimiento y éxito en el universo, y como en este no pueden lo intentan en el otro.
Supongo que después de otra agotadora semana de trabajo, en la que has imaginado mil y una formas en las que tu jefe o compañeros de trabajo desagradables debería perder la vida, estás pensando seriamente en no hacer tus deberes domésticos y tirarte, otro sábado más, a rascarte la barriga, o una zona ligeramente más inferior y que rara vez queda al descubierto, con la insana esperanza de que tus arterias, agradecidas por una vida tan sedentaria, decidan obstruirse definitivamente, liberándote así de el tedio que te supone tu propia existencia.
El artículo de hoy se ha tenido que demorar un poquito porque ayer tuve algunos contratiempos que impidieron dejarlo preparado por la noche. Y mientras espero que no vuelva a pasar, le robo un ratito al horario de trabajo para escribir la entrada de hoy.
Hace poco más de un mes que tengo el iMac sobre mi escritorio y sólo puedo decir que estoy encantado con él. Aunque el hecho de sentirme muy a gusto con el sistema operativo de Apple no quiere decir que no sea capaz de percibir y reconocer sus posibles defectos.