anhelos desde el hígado y el páncreas y desde todo lo demás
A finales de marzo del año pasado compraba una Surface Pro 2 con 256 GB de SSD, 8 GB de RAM y un procesador i5. Fue el resultado de un proceso largo y difícil. Primero porque no me decidía a comprarme un capricho tan caro que igual no estaba a la altura de lo buscado. Y luego porque lo buscado no estaba en ninguna tienda. Varios meses esperando hasta que al final lo conseguí.
Ya hemos entrado en el 2013 (y despedido del 2012). En este momento deberé estar con resaca alimenticia, y algo de resaca alcohólica como mal bebedor social que soy, después de tanto atracón natural por estas fechas. (Mañana a dieta desintoxicante a base de líquidos). Por la hora a la que se publica esta entrada debería estar desperezándome mientras pienso, medito y sufro con que la cosa aún no ha terminado.
Mi jornada laboral empieza siempre sentándome en mi puesto de trabajo —hoy teletrabajo, en pijama además— y repasando los eventos más importantes del día. O sea, leyendo el correo. Habitualmente lo hago en tránsito al trabajo, pero es que hoy el tránsito me ha llevado menos de un minuto. Y leyendo por encima las últimas diez o quince noticias que me da ofrece el agregador de noticias. La primera era una de JavaHispano: «JetBrains ofrece un descuento del fin del mundo…»
Rebuscando entre los textos que tenía en borrador, me he tropezado con una entrada dejada a medias en la que hablaba de lo «no tan bueno» de Apple. Aunque la he reescrito casi completamente, viene bien al caso porque lo que hicieron el otro día los de Apple es para crucificarlos. Aunque por otros motivos a los que me llevaron a escribir la entrada original.
Mira que llevo tiempo arrastrando cuentas y dándole vueltas a pillar otro portátil.
Contigo atraparé los sueños que fueran clandestinos, aquellos que aún no tienen dueño, acaso el torbellino… Y mantendremos el empeño de combatir molinos, que la razón, sin el ensueño, produce desatinos…
Canción ‘Arrebato’, Disco ‘Alevosía’ Luis Eduardo Aute
Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría
Es muy probable que el formato no haya quedado bien y/o que parte del contenido, como imágenes y vídeos, no sea visible.
Hacía tiempo en la FNAC. Había visitado un piso en Usera, muy cuco pero caro y con engañosa publicidad que daba a creer completamente amueblado sin estarlo, y después había quedado con la casera del piso actual -y amiga- para pagarle la mensualidad. Entre una cosa y otra, frapuccino en el Starbuck y paseo a temperatura de aire acondicionado en el edificio de la FNAC que hay en Callao. Me dio por visitar la sección de fotografía y me quedé profundamente prendado de la versión en rojo vivo de la J1.
Pues la verdad que esperaba una mejora sustancial en el modelo de 13". El de 15" es demasiado grande para que sea realmente móvil-portátil. Me jode mucho no poder usarlo cómodamente en el avión, hablando claro. Quería un 13" con i7 quad core y ampliable hasta 16Gb. Pues no le han prestado demasiada atención y sigue siendo más o menos lo mismo. Apenas un poco mejor. Me pensaré entonces si tirar por el Air y apostar, definitivamente, por lo ligero en detrimento de la potencia bruta que tanto aprecio cuando programo.
Desde principios de año me picaban las ganas. Aprovechando el viernes negro en Xamarin me lancé a hacerlo. 230€ —al cambio— menos y tengo la licencia de desarrollador de MonoTouch.
La economía doméstica no está pasando su mejor racha, pero tenía ganas de hacer «algo». Ahora queda que, efectivamente, lo haga. ¿Ideas?
Sea como fuera, ya tengo mi regalo de reyes.
Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría
…dado que ya empezaba con mal pie y justo de tiempo el día, tampoco quería llegar muy tarde al trabajo. Correr a seis grados para coger el tranvía y sufrir la ceguera de las gafas empañadas cuando entro en el vagón por tanto calor humano reconcentrado, no tiene (des)precio. El fenómeno de las gafas es de esas experiencias que no apreciaba lo más mínimo —más bien despreciaba— cuando estuve en Madrid a finales del 2009.
Hoy domingo, que abre todo en Madrid, he pasado —aprovechando que además está mi mujer por aquí este fin de semana y nos dábamos un paseo— por Puerta del Sol para comprar en Doña Manolita, administración de Lotería conocidísima en todo el territorio, para ejecutar un recado que me encomendaron. Obviamente algo pillé para mí. Y más obviamente aún, no voy a poner el número para que nadie lo conozca. No es de extrañar que siempre toque algo ahí, si la mitad de España compra en ese establecimiento, de aspecto bastante cutre, y la otra mitad en Las brujas de oro, con demostraciones de ostentación excesivas para mi gusto (visitamos esa administración en las vacaciones por Pirineos del año pasado).