popurrí de piñatas vacías incoloras e inodoras
Concluye con la entrada de hoy, estos agotadores resúmenes a todas las entradas que he publicado en el último año, su primer aniversario, en la bitácora.
Lo primero que apareció en un domingo fue Tesoros perdidos reencontrados (III): “Mi amigo Rogelio”, quizá el único relato que tuvo más aceptación cuando lo dejé leer por ahí. Como pasó con el resto de los días de la semana, al principio no tenía muy claro a qué estaría dedicado el día en que descansó el dios de los cristianos.
El sábado, al igual que el domingo, y motivo por el cual el viernes también, fue uno de los días malditos en esta bitácora. En un momento determinado, casi tres meses después de empezar, se me cruzaron los cables y decidí no publicar nada ni en sábado ni en domingo. Si dios descansó un día, yo no soy menos, que soy español, y descanso dos.
Inicialmente iba a ser el continente de la serie dedicada a las tardes de sofá, pero acabó delegando en su ayer ese trabajo.
El viernes ha sido uno de los días más maltratados en esta bitácora. Maltratado porque nunca tuvo un tema claro que le correspondiese a él y solo a él. Tal vez por ser considerado el comienzo del fin de semana, acabó acogiendo los artículos que iban destinados a los sábado y domingos cuando decidí, casi terminando el mes de octubre, seguir con el uno al día, pero solo de lunes a viernes.
Ya comentaba el martes, que los tesoros perdidos se disputaron el jueves como día dedicado a ellos. El primer jueves de la bitácora, coincidiendo con el último día del mes de julio del año pasado, publiqué Tesoros perdidos reencontrados (I), en el que hablaba de lo feliz que me encontraba al reencontrarme con un juego que hice en mis años de escuela universitaria: Super Kutre Invaders.
Agosto, septiembre y octubre de 2008 marcaron el comienzo de esta bitácora siendo los más prolíficos.
En este segundo artículo de celebración de un año (y poco más), aprovecharé para relacionar todas las entradas que se han publicado en martes desde julio de 2008. Creo que no me equivoco al decir que la temática de los martes ha sido la más estable de todas. Como con el resto de arcos temáticos que he ido tratando en mi bitácora, los ‘tesoros perdidos’ no tenían un día dedicado a ellos.
Hoy es el segundo lunes del mes de agosto… Vaya perogrullada. Tal como advertía el miércoles pasado, esta semana voy a dedicarla a relacionar cada uno de los posts que he ido publicando en cada uno de los arcos argumentales de esta bitácora. Los lunes acabaron estando dedicados a mis experiencias con cachibaches (gadgets), con programas de uso personal y, especialmente, relacionados con la fotografía. Aunque esta línea se concretó al cabo de unas semanas.
La semana pasada, el martes, se cumplió un año desde que reinicié el hábito de exponer mis parrafadas nuevamente al público. El lunes 28 de julio de 2008 publiqué un escueto Volvemos a empezar en el que yo mismo dudaba de que tuviese continuidad más allá del capricho momentáneo. Reconozco que arranqué esto en un momento de aburrimiento. Me pasa siempre. Empiezo algo con unas expectativas. El feedback que obtengo no es el esperado y, como lo más normal del mundo, lo dejo.
Los miércoles suele ser el día reservado para el anecdotario personal; aunque también caben las cosas -¿cómo no?- que me de la gana contar. Así que hoy he decidido aburrir con un resumen breve (cuando la brevedad nos es una de mis virtudes), sobre las boberías que hice durante la última semana de febrero, que cogí de vacaciones a cuenta de días que aún me quedaban de 2008. Y me siguen quedando otros dos que, crisis mediante y si llego contratado, tomaré en Semana Santa.
Ya estamos en noviembre (obvio), dejando atrás el mes de octubre (más obvio, aún). Un mes que ha resultado particularmente extraño. No puedo enumerar cuestiones concretas, pero sí decir que es una sensación ambiental. Por ejemplo, algunos compañeros de empresa ya empezaban a dar rienda suelta a sus temores y miedos, y otros se contagiaban de sus palabras y temores. Se aproxima fin de año. Se aproxima cierre de ejercicio contable.
Hoy termina septiembre y mañana dará comienzo un nuevo mes. Para ser absolutamente franco, no creí que llegase a escribir de forma constante y seguida durante estos dos meses en que llevo manteniendo mi bitácora, respetando -salvo pequeños deslices puntuales- el publicar una entrada cada día. De momento sigo pasándomelo bien intentando mantener esta pequeña visión particular de casi todo, donde dejo brotar ‘mi lado más House (doctor, doctor, ¿qué me pasa?