suspiros efímeros de un tiempo insignificante

Tiembla Arguiñano, ¡Tiembla! (2)

Esta mañana abrí los ojos como platos tomando dura y plena conciencia de que no había sacado la comida del congelador el día anterior y que, por inducción deductiva, no tendría qué almorzar hoy en el trabajo. Soy pobre, como el banco insiste en recordarme, así que eso de comer fuera lo dejo para los jueves, salvo que la imperiosa necesidad se imponga, ya que el jueves viene a ser el día madrileño del colegueo restaurantil.

Dragonheart, again

Una vez al mes, coincidiendo con la primera visita que hago a mi casa, a ver a la mujer y, si da tiempo, a la familia, me enchufo a la iTunes Store y me compro algún disco. Es una práctica que llevo haciendo, en realidad, desde antes de irme a Madrid: Todos los meses cae algún disco. A veces, muchas veces, que es lo malo, más de uno. En general lo que hago es pasear por las diferentes secciones y elijo alguno que me atraiga la atención.

Dragonheart

No me esperaba hoy ver Dragonheart. La han puesto en TNT esta tarde. Tenía encendida la tele como compañía para no sentirme como un autista y empezó después de un capítulo de Big Bang Theory. Me quedé electrizado viéndola. O mejor dicho, volviendo a verla. Hacía muchísimos años que la vi por primera vez y me pareció una historia fascinante. Un cuento realmente hermoso. Hoy la he disfrutado igual que la primera vez.

Me cago en Doña Manolita

Hace una semana pasaba por Doña Manolita a pillar unos décimos como encargo. Detesto las aglomeraciones y las esperas basadas en superticiones —hay que ser bastante tonto para creer que comprando un décimo ahí aumentarán las probabilidades de que te toque el gordo, o cualquiera de los premios—. El único que realmente gana, cuando se difunde la creencia de que ahí toca a menudo, es el propio establecimiento. Por supuesto, si todo el mundo compra en un único local, la probabilidad de que toquen premios a los décimos comprados en ese establecimiento aumentará.

La App Store la carga el diablo…

La madre que parió a la App Store y a los fanáticos que rememoran grandísimos juegos, tanto como para reversionarlos (incluso mejorarlos gráficamente) para los dispositivos móviles. Otra mañana de domingo tirada por el retrete. Si no eres capaz de reconocer estos dos juegos, o eres demasiado joven, o estuviste muerto de cintura para arriba en la década de los ochenta y principios de los noventa. Son obras de arte que no requieren presentación.

Tiembla, Arguiñano. ¡Tiembla!

Soy un absoluto negado en la cocina. Y en muchas otras cosas. Pero ser un negado en muchas otras cosas no pone en peligro mi vida, ya que ser un negado en la cocina, viviendo sólo como vivo ahora, supone poder morir de hambre o alimentarme exclusivamente de pizzas, macarrones, hamburguesas y reventarme el corazón con trescientos kilos de grasa en las arterias. Mi mujer, una santa en muchos aspectos, y genial cocinera, no me ha dado por perdido e insiste en animarme a que me lance a comer mejor, que no más.

Nullable<Me>

Pensé que no tocaría hacerlo, pero finalmente ha sucedido. Se mantienen dos ramas de código, del mismo código —mejor dicho, de código parecido— para que compile en Framework 1.1 (año 2003) y Framework 3.5 (año 2007) de .NET. Tanto a nivel sintáctico como semántico, la versión 3.5 es muchísimo mejor. Y no entiendo la obstinación por mantener las dos ramas, cuando la destinada al código 1.1 N-O S-E U-S-A y estamos a las puertas de que aparezca la versión 4.

¿Tocará?

Hoy domingo, que abre todo en Madrid, he pasado —aprovechando que además está mi mujer por aquí este fin de semana y nos dábamos un paseo— por Puerta del Sol para comprar en Doña Manolita, administración de Lotería conocidísima en todo el territorio, para ejecutar un recado que me encomendaron. Obviamente algo pillé para mí. Y más obviamente aún, no voy a poner el número para que nadie lo conozca. No es de extrañar que siempre toque algo ahí, si la mitad de España compra en ese establecimiento, de aspecto bastante cutre, y la otra mitad en Las brujas de oro, con demostraciones de ostentación excesivas para mi gusto (visitamos esa administración en las vacaciones por Pirineos del año pasado).

I'm your man

Justo hace unos días saltaba de forma aleatoria en mi iPhone esta canción del magnífico Leonard Cohen, un cantante, un poeta, ahora reconocido por la Fundación Príncipe de Asturias con un premio. Un gigante de la música, sí señor. Un gigante. Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría Es muy probable que el formato no haya quedado bien y/o que parte del contenido, como imágenes y vídeos, no sea visible.

¿Feliz Navidad? ¡Cómo que Feliz Navidad!

¡Si estamos a veintidós de octubre y aún faltan dos meses! Visto en el Carrefour que hay al lado del piso donde vivo. Parece que no, pero dos meses significan el 16% de un año (una sexta parte). A mí me parece demasiado tiempo dedicados a recordarnos que se nos echa encima otra Navidad. Cuando, además, dura apenas dos semanas. Que estrés, por dios. Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría