Hace un rato que he llegado de pasar el fin de semana en casa, Las Palmas. Allí salí en camiseta de manga corta. Aquí tuve que calarme la chaqueta y exhalaba humo por la boca.
Pues sí que hay diferencia, sí.
Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría
Es muy probable que el formato no haya quedado bien y/o que parte del contenido, como imágenes y vídeos, no sea visible.
Desde principios de año me picaban las ganas. Aprovechando el viernes negro en Xamarin me lancé a hacerlo. 230€ —al cambio— menos y tengo la licencia de desarrollador de MonoTouch.
La economía doméstica no está pasando su mejor racha, pero tenía ganas de hacer «algo». Ahora queda que, efectivamente, lo haga. ¿Ideas?
Sea como fuera, ya tengo mi regalo de reyes.
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Me despertaba esta mañana a las 5:20, como casi todas las mañanas. Hoy, con la tranquilidad de haberlo dejado todo dispuesto la noche anterior —incluso la higiene íntima— decidí remolonear en la cama. Me acompaña siempre mi iPad, como libro de mesa de noche. Abrí la aplicación de El País y me puse a leer los titulares destacados. Una entrevista a Rajoy se llevó la mayor parte de los diez o quince minutos que demoré levantarme.
Acabo de regresar de Correos. Supuestamente hoy era el último día para enviar el voto por correo, que solicité el lunes de la semana pasada y cuya notificación de entrega recogí esta mañana cuando salía para el trabajo. Así que me presenté en la oficina para recoger el sobre y, de paso, votar. Supuestamente hoy era el último día, pero finalmente lo han ampliado hasta mañana.
Pensé que iba a tardar más, pero en una hora volvía a estar en la calle.
Ayer se fastidió el plan de tarde de cine que teníamos previsto mi amigo David y yo. Para pasar el rato —y desquitarnos— nos acercamos al Media Markt a ver qué películas tenían por menos de 10€. Me tropecé en BluRay con ‘El indomable Will Hunting’ y no me lo pensé dos veces. Junto con la segunda parte de ‘El padrino’ —a 9€— ese fue mi botín de guerra.
‘El indomable Will Hunting’ es una película que me encanta.
…dado que ya empezaba con mal pie y justo de tiempo el día, tampoco quería llegar muy tarde al trabajo. Correr a seis grados para coger el tranvía y sufrir la ceguera de las gafas empañadas cuando entro en el vagón por tanto calor humano reconcentrado, no tiene (des)precio. El fenómeno de las gafas es de esas experiencias que no apreciaba lo más mínimo —más bien despreciaba— cuando estuve en Madrid a finales del 2009.
…mientras trajinaba pa’lante y pa’trás en la cocina, pude ver un fugaz reflejo de mi perfil en la ventana de la cocina —es lo que tiene cocinar de madrugada, que la oscuridad exterior convierte en espejos de feria los vidrios de las ventanas— y tuve la sincera sensación de parecerme cada vez más al grande Hitchcock. De ahí se derivaron dos hilos de pensamientos paralelos —para ello cuento con dos hemisferios cerebrales—.
Esta mañana abrí los ojos como platos tomando dura y plena conciencia de que no había sacado la comida del congelador el día anterior y que, por inducción deductiva, no tendría qué almorzar hoy en el trabajo. Soy pobre, como el banco insiste en recordarme, así que eso de comer fuera lo dejo para los jueves, salvo que la imperiosa necesidad se imponga, ya que el jueves viene a ser el día madrileño del colegueo restaurantil.
Una vez al mes, coincidiendo con la primera visita que hago a mi casa, a ver a la mujer y, si da tiempo, a la familia, me enchufo a la iTunes Store y me compro algún disco. Es una práctica que llevo haciendo, en realidad, desde antes de irme a Madrid: Todos los meses cae algún disco. A veces, muchas veces, que es lo malo, más de uno.
En general lo que hago es pasear por las diferentes secciones y elijo alguno que me atraiga la atención.
No me esperaba hoy ver Dragonheart. La han puesto en TNT esta tarde. Tenía encendida la tele como compañía para no sentirme como un autista y empezó después de un capítulo de Big Bang Theory. Me quedé electrizado viéndola. O mejor dicho, volviendo a verla. Hacía muchísimos años que la vi por primera vez y me pareció una historia fascinante. Un cuento realmente hermoso. Hoy la he disfrutado igual que la primera vez.