Desarrollo para Blackberry usando Mac

Me interesa desarrollar para Blackberry desde el Mac. Aquí van unos enlaces en los que me estoy apoyando para conseguir que funcione la cosa: @ Software Nuggets. @ Slashdev. @ Azizuysal. A ver qué tal. Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría Es muy probable que el formato no haya quedado bien y/o que parte del contenido, como imágenes y vídeos, no sea visible. Asimismo los enlaces probablemente funcionen mal.

Los parques de atracciones en Orlando

Haca un mes rompía el silencio sobre el último viaje que he realizado hasta la fecha, las dos semanas que pasamos en Florida a finales de septiembre del año pasado, y comentaba una serie de impresiones que traje conmigo. Esto fue una visión más o menos general. Hoy, por eso de hacer algo más variado el contenido de este mi pequeño rincón para la búsqueda de la trascendencia personal, ahondaré un poco más en el tema y me centraré en los parques de atracciones de Orlando.

El juego de las hamacas

El otro día leí un artículo bastante interesante sobre cooperación. En uno de los experimentos de los que se habla en el susodicho artículo, se comenta la utilización de un minimundo computerizado donde existe un recurso limitado. Los participantes, creí entender que todos universitarios, podían explotar el recurso tanto como quisieran —tanto como pudieran, sería más adecuado— para maximizar su propio beneficio compitiendo con el resto de recolectores. Lo que al final acababa por agotar el recurso de forma irreversible.

'Imágenes en acción'

Después del tremendísimo chasco del noveno título de la saga Mundodisco, ‘Eric’ (reseña), no tenía muy claro si dedicarle tiempo al que cumplía la decena o, simplemente, dejarlo amarillear y pudrirse con la pila de libros de la colección que terminé de recibir hace ya casi un año y que sigue esperando a que la lea. Casi que estaba por la labor de regalarlos. Puede que los últimos libros de humor que he leído me hayan ablandado lo suficiente como para darle una nueva oportunidad a esta franquicia que tan buenos momentos me ha hecho pasar anteriormente.

Ich bin ein Programmierer

Para el que no sepa alemán en el título pone «soy (un) programador». Yo no tengo ni idea de alemán, pero mi tío me pasó una vez un curso en vídeo donde el protagonista empezaba precisamente así, presentándose como Peter (Pita) y aclarando que era programador: «Ich haiße Peter und Ich bin programmierer». O algo así. No pasé de los primeros cinco minutos. Luego lo volví a intentar en un curso de Radio ECCA y lo dejé al mes.

'El asombroso viaje de Pomponio Flato'

De Eduardo Mendoza no he leído mucho. Los dos primeros de la trilogía del detective innombrado, hace muchos años y que volveré a leer como paso previo a meterme con la tercera de las novelas, y ‘Sin noticias de Gurb’. Éste último no me gustó especialmente. No, ver escrito Eduardo Mendoza en la portada de un libro no suele despertar especial interés en mí. Sin embargo, con esta enfermedad crónica que deriva en consumismo inusitado y que se estimula con los títulos de los libros, se me iban constantemente los ojos al último libro que ha publicado: ‘El asombroso viaje de Pomponio Flato’.

'Encuentros en el fin del mundo'

Hay una canción de Sabina que, a marcha de Rock, nos narra el anhelo humano por soñar y vivir otras vidas distintas a la que vivimos. Está en nuestra naturaleza —casi diría que escrito a fuego en algún transposón tramposo heredado de alguna permuta génica con algún virus en la prehistoria— la insatisfacción perenne que nos obliga a buscar más. A desear más. Hasta el que proclama a los cuatro vientos estar plenamente satisfecho con su forma de ser, hacer y estar, desmiente con sus actos tal afirmación con la búsqueda de más y de más, repitiendo —intentando repetir, al menos— y reiterando el esquema de su éxito.

Imperativos existenciales

Rivera había llevado a Charlie en coche hasta el restaurante Cliff House, que daba a Seal Rocks, y lo había obligado a invitarlo a una copa mientras contemplaba a los surfistas de la playa. No era Rivera hombre morboso, pero sabía que, si iba allí las veces suficientes, al final vería a algún surfista atacado por un tiburón blanco. De hecho, confiaba angustiosamente en que ello ocurriera, porque, si no, el mundo no tenía sentido, no había justicia y la vida no era más que un ovillo enredado y caótico.

'Un trabajo muy sucio'

Era obvio que, tras devorar figuradamente la anterior novela de Christopher Moore, lo único que cabía esperar era abalanzarse inmediatamente sobre la mesilla de noche para coger la siguiente. ‘El ángel más tonto del mundo’ (reseña) me dejó tan buen sabor de boca que prefería quedarme en vela toda la noche leyendo que esperar a salir del trabajo para seguir con la siguiente, ‘Un trabajo muy sucio’ y novela responsable -título, más bien- de comprar también la anterior por aquello de que en la portada aparecía «Autor de…»

Sesgo de confirmación

En economía ese Madrid-Barça se llama sesgo de la confirmación y significa que en la mayoría de las ocasiones sólo estamos dispuestos a escuchar y aceptar aquella información que refuerza lo que ya pensamos. Tendemos a ignorar o menospreciar aquello que nos contradice. Teóricamente el valor de la nueva información es siempre el mismo y, según la teoría del mercado perfecto, las nuevas evidencias son las que sirven para que algunos productos cambien de precio y se alteren las perspectivas de futuro en el mercado.