Cuando le quiero le destruyo

[…]Y todo se reduce a esto: en el momento en que entiendo verdaderamente a mi enemigo, en el momento en el que le entiendo lo suficientemente bien como para derrotarle, entonces, en ese preciso instante, también le quiero. Creo que es imposible entender realmente a alguien, saber lo que quiere, saber lo que cree, y no amarle como se ama a sí mismo. Y entonces, en ese preciso momento, cuando le quiero… Le vences No, no lo entiendes.

El nombre es una prótesis

El nombre es una prótesis, un implante que se va confundiendo con el cuerpo, hasta convertirse en un hecho casi biológico a lo largo de un proceso extravagante y largo. Pero tal vez del mismo modo que un día nos levantamos y ya somos Millás o Menéndez u Ortega, otro día dejamos de serlo. El mundo Juan José Millás Booket Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría

Solo somos el escenario

Recordé un día en el que paseando por el campo, en Asturias, me detuve frente a una vaca que estaba a punto de parir y comprendí que el embarazo había sucedido dentro de su cuerpo como el lenguaje sucede dentro del nuestro. […] La idea resultó enormemente liberadora. Quizá no seamos los sujetos de la angustia, sino su escenario; ni de los sueños, sino su escenario; ni de la enfermedad, sino su escenario; ni del éxito o el fracaso, sino su escenario…

El cobre sabe a electricidad

[…] Más complicado fue entender que el frío quemaba, pero lo cierto es que un día me abrasé los labios al llevarme a la boca un pedazo de cobre que encontré en el jardín, a primera hora de la mañana. Me gustaba el sabor del cobre; todavía, al pronunciar la palabra cobre, siento un cosquilleo eléctrico en la punta de la lengua. El cobre sabe a electricidad. […] El mundo Juan José Millás Booket

'Rechicero'

Hace tiempo que tengo aparcada la serie Mundodisco, libros divertidos del genial Terry Pratchett. Aunque yo empecé leyéndolos de forma algo desorganizada al principio (en realidad me leí dos que vendrían a caer casi en medio de la colección), al poco comencé a leerlos desde el principio. Tal como voy publicando las reseñas. En orden. El quinto libro de la serie es ‘Rechicero’, tercero de la saga del hilarante Rincewind, cobarde como pocos -bueno, he conocido alguno que lo es más-, pero con talento sobrenatural para meterse en todos los berenjenales en los que se puede meter alguien en el universo alternativo del descomunal platillo de tierra que sobrevuela el cosmos apoyado sobre cuatro descomunales elefantes que no hacen gran cosa sobre una aún más descomunal tortuga de dimensiones planetarias.

'Alta diversión'

He repetido hasta la saciedad, y creo que lo seguiré haciendo con frecuencia, que soy un inconsciente que se deja llevar por el instinto coleccionista. A veces me da por la tecnología, en pretérito fue por los sellos, casi con constancia por la música, y en los últimos tiempos, casi de forma sistemática, por comprar libros. Desde hace un buen tiempo hasta la fecha, son muchas las constantes adquisiciones de literatura que expolian mis reservas monetarias.

Elogio a los programadores de visualizadores de música

No recuerdo dormir tan bien durante tanto tiempo como lo hago desde que estoy en Madrid. Tal vez sea porque por las noches hace más frío y ayuda a aturdir los sentidos. O que «me tienen explotado», como me dice o recrimina el amigo sulaco, y llego rendido. Lo cierto que por una causa, por otra o cualquier motivo desconocido, duermo de un tirón la mayoría de las noches. No duermo mucho.

Dos bandas sonoras para sentir

Hay música que molesta. Hay música que no gusta. Hay música que te acompaña. Hay música que se tararea en el trabajo, ocasionalmente de forma inconsciente. Hay música que se repite; no como el ajo. Y hay música que te hace sentir, que hurga en las entrañas de tus emociones, y que suponen «un antes y un después». Mi biblioteca iTunes tiene mucha música que entra dentro de este último grupo.

'El éxodo de los gnomos' (trilogía)

Ya he confesado en más de una ocasión que me gusta muchísimo la prosa y el estilo de Terry Pratchett. En realidad, hablar de Terry Pratchett es hablar, casi en el noventa y nueve por ciento de los casos, de su serie Mundodisco, que a estas alturas tiene más libros que la Enciclopedia Inglesa volúmenes. Así que, por simple propiedad transitiva, me gusta muchísimo la prosa y el estilo de la serie Mundodisco.

Mis quince minutos de googloria

-¡Coño! ¡El coche de Google!- exclamo mientras toco en el hombro a mi primo Marcos para que deje de monopolizar por una vez la conversación y preste atención. -¿Cómo?- pregunta Víctor, que aún no ha tenido tiempo de reaccionar. Sin parar a concretarle le digo: -¡Hagamos el gili y saludemos! Ver mapa más grande El diálogo es más o menos real. El del suéter rojo soy yo. Lástima que la calidad sea tan mala, pero hagan un ejercicio de imaginación y podrán distinguirme en ese manchón borroso.