Es obvio que la mayoría de los blogs y de los blogófilos de esto que se llama la web dos punto cero ya habrán comentado -o estarán a punto de comentar- algo sobre la Navidad. Y yo no voy a ser diferente. Así que aquí va el que, seguramente, no será el primero relacionado con el asunto (bueno, el anterior también tuvo algo de ello).
Como todo en esta vida, cada uno establece cuándo comienza su Navidad.
Lo bueno de tener tu propia bitácora es que no tienes que dar explicaciones a nadie de cuándo escribes y cuándo dejas de hacerlo. En todo caso las darías de lo que escribes. Y eso, si quieres.
Dado el nivel de trabajo que he tenido durante las últimas semanas, no tenía intención de escribir, si volvía a hacerlo, hasta enero o así, pero lo cierto es que hoy he terminado un poco hasta los cojones de topar con una funcionaria, que debía tener un mal día, porque se lució conmigo, la muy…
Esta semana está siendo particularmente intensa. En el terreno laboral, hablo. Casi doce horas al día, sin contar las que empleo en transporte (público, público), son las que he dedicado a permanecer en el trabajo. Almuerzo dentro de la propia oficina. No me importa demasiado porque es -al menos debe ser- un esfuerzo puntual y me lo estoy pasando muy bien. Aunque resulte asombroso, sí, uno se lo puede pasar bien en el trabajo.
‘Farscape’ es una de esas series que a poco que seas ligeramente friki te va a encantar. Con cuatro temporadas, una miniserie de cuatro horas, filmada dos años después de la cancelación de la serie, y diez webisodios en camino, es una de las series de ciencia ficción más entretenidas que he visto en los últimos años, pero presenta una de las desigualdad de calidad más pronunciada que recuerdo durante el curso de sus capítulos.
Se está convirtiendo en algo muy habitual, últimamente hablar sobre economía en los ‘ratos del café’. Más bien pseudo-economía, dados el nivel medio de conocimiento sobre la materia del común de los particupantes. Hace unas semanas alguien lanzó la gran pregunta, ‘¿quién fabrica el dinero?’, y todos los presentes nos quedamos pensando durante momento. Suerte que, aunque licenciado en informática, tuve una asignatura de economía y recordaba someramente el mecanismo de creación del dinero que emplean los bancos.
Estuve dudando en cómo clasificar esta entrada. Podría ser tanto un ‘tesoro perdido’, ya que los archivos originales habían ‘desaparecido’, como una entrada del ‘anecdotario’. Al final ha pesado más el componente de ‘tesoro’, así que lo dejo por esta categoría, porque le doy más importancia al diseño que a la experiencia personal que acompaña al mismo. Al menos eso creo.
Hace dos semanas hablé de una chica con la que tuve una relación de cuatro años.
Ya estamos en noviembre (obvio), dejando atrás el mes de octubre (más obvio, aún). Un mes que ha resultado particularmente extraño. No puedo enumerar cuestiones concretas, pero sí decir que es una sensación ambiental. Por ejemplo, algunos compañeros de empresa ya empezaban a dar rienda suelta a sus temores y miedos, y otros se contagiaban de sus palabras y temores. Se aproxima fin de año. Se aproxima cierre de ejercicio contable.
… porque si todos entendemos claramente los motivos, puede haber levantamientos contra los opresores.
O dicho con más claridad: “como la felicidad del ignorante no hay nada”.
Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría
Es muy probable que el formato no haya quedado bien y/o que parte del contenido, como imágenes y vídeos, no sea visible. Asimismo los enlaces probablemente funcionen mal.
Por último pedir diculpas por el contenido.
… y que hay gente que no sabe en lo que invertir el tiempo (y se aburren mucho):
Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría
Es muy probable que el formato no haya quedado bien y/o que parte del contenido, como imágenes y vídeos, no sea visible. Asimismo los enlaces probablemente funcionen mal.
Por último pedir diculpas por el contenido. Es de muy mala calidad y la mayoría de las entradas recuperadas no merecían serlo.
Por suerte de las malignas mafias del P2P, cuyos hijos engendrados en esos nichos de podredumbre espiritual debieran ir directamente al infierno a pagar eternamente el pecado de sus progenitores, cayó en mis manos, vía su variante de descarga directa -lo que resulta más obsceno y pecaminoso, si cabe- una serie que, por su nombre, en principio no me atrajo demasiado. Si en los gigabytes de mis discos duros se acumulasen polvo y telarañas, la primera tanda de capítulos de la serie ‘The Big Bang Theory’ habrían acumulado varios dedos de materia y pulularían arañas del tamaño de los melones de la Sabrina.