Recuperando sueños

Este no es el primer blog o bitácora que he mantenido. De hecho ha habido muchos intentos en el pasado. Por lo general los mantenía un tiempo y, abruptamente, les daba de baja y cambiaba a otro lugar. El último sigue activo: Píldoras para la egolatría. Aunque hace años que ya no publico nada en él. Como con los otros, me aburrí y creía que, no teniendo gran cosa que contar, era momento de dejarlo. Aunque esta vez no quise borrarlo y ahí ha quedado a la espera de encontrarle otro hogar. Algo que no pensaba volver a hacer, siendo sincero. Pero la verdad que, de una forma u otra, me gusta escribir cosas y acabo siempre recayendo en la idea de volver a empezar. Que es lo que finalmente he hecho otra vez más; aunque no alimente demasiado a esta nueva alimaña que he parido.

El caso es que hay cosas que escribí en aquellos intentos que siempre me arrepentí de eliminar en el arrebato del cambio (por eso no he eliminado aún la mencionada en el párrafo anterior). Pero hoy he descubierto, de pura casualidad, Wayback Machine y, por curiosidad, me dio por ver si quedaba algún rastro o registro de mi anterior actividad en La Coctelera; web desaparecida hace tiempo y con la que me introduje seriamente en lo de publicar pensamientos absurdos que no interesan a nadie.

Después de dedicar un rato creo que será complicado recuperar todo —o aún no he averiguado cómo—, así que de momento me conformaré con lo que pueda rescatar de la foto que iban tomando de la página principal del blog. Por suerte he conseguido recuperar uno en particular de los tantos que recordaba y lamentaba haber eliminado: Parece que se confirma que es ella.

En La Coctelera llegué a tener tres blogs activos. A ver cuánto puedo recuperar. Y cuánto es digno de ser recuperado y/o de ser republicado. Forman parte de mis recuerdos y me gustaría no —volver— a perderlos.