Mi experiencia con el Nikkor 18-200 VR
De leer a Ken Rockwell y su constante defensa y recomendación del objetivo 18-200 VR tenía ganas de comprarlo para llevarlo siempre encima, con la D200, y evitarme tener que andar cambiando de objetivo cada dos por tres.
Cuando voy de viaje (o cuando paseo por la isla o voy a un evento social) se da con mucha frecuencia que tenga que pasar de un angular a un teleobjetivo. El 18-200 te evita tener que estar cambiando constantemente de lente y evita, además de “perder la foto”, el peligro de que entre y caiga polvo en el sensor.
El mecanismo de reducción de vibraciones es otro elemento importante a tener en cuenta, ya que te permite disparar a velocidades más bajas de las recomendadas por la regla velocidad obturador >= 1/(f*1,5)
(en el enlace hay otras reglas de interés). Para el que no lo sepa, lo del “1,5” es por el factor de conversión de las reflex digitales que no son de sensor completo.
Con ello en mente, aproveché el viaje que hicimos a París en enero para colarle a mi mujer la excusa perfecta para la compra del mencionado objetivo. 700 € me costó en El Corte Inglés y obtuve una unidad fabricada en Taiwán. Las primeras unidades estaban fabricadas en Japón, pero esas ya no se consiguen tan fácilmente, sospecho.
Sin embargo, mi experiencia con este objetivo no ha resultado tan positiva como la de Rockwell, que lo sitúa entre los 10 mejores de la compañía japonesa. Mis expectativas para el mismo estaban muy por encima de lo conseguido. La nitidez no es, ni por asomo, la que me esperaba y, al menos en mi caso, el VR tampoco resuelve las situaciones tan bien como deseaba. Quitando que mis expectativas esperaban más de él, no deja de ser un objetivo polivalente a tener muy en cuenta, aunque no es, como Rockwell señala, el mejor maridaje para con la D200. Mi Nikkor 18-55 da mejores resultados, al menos para mí, en el rango focal que corresponde (también es cierto que Rockwell también lo incluye entre los 10 mejores).
Pues lo dicho, un objetivo para llevar en vacaciones si no quieres andar cargando con distintas ópticas y quieres viajar ligero de equipaje fotográfico -tampoco tanto, que la suma de cámara y lente ya va por el kilo y pico-. Pero si lo que quieres es mejor nitidez (y no quemarte una fortuna) mejor el 18-55 y otro complementario para focales largas (¿qué tal será el 55-200?). También hay que tener en cuenta que otros fabricantes ya tienen modelos con reducción de vibración (o similar) por precios bastante menores y cuya diferencia de calidad tampoco es tan apreciable. O eso dicen.
Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría
Es muy probable que el formato no haya quedado bien y/o que parte del contenido, como imágenes y vídeos, no sea visible. Asimismo los enlaces probablemente funcionen mal.
Por último pedir diculpas por el contenido. Es de muy mala calidad y la mayoría de las entradas recuperadas no merecían serlo. Pero aquí está esta entrada como ejemplo de que no me resulta fácil deshacerme de lo que había escrito. De verdad que lo siento muchísimo si has llegado aquí de forma accidental y te has parado a leerlo. 😔