'Mort', comienzo de las andaduras de La Muerte
Como hago cada cierto tiempo, en lugar de proponer alguna serie con la que excusarnos de las obligaciones domésticas y tener otro fin de semana de tardes de sofá, la oferta de hoy será literaria. Hace una eternidad que comentaba por aquí ‘Ritos iguales’, tercera novela de ese universo particular y desencajado que admite como absolutamente normal un mundo plano y circular, anclado sobre los lomos de cuatro elefantes que permanecen impasibles, a su vez, sobre el caparazón de una gran tortuga y al que el autor ha dado en llamar Mundodisco.
'Mort' es la cuarta entrega de la serie y la primera de las novelas que tienen a La Muerte como arco argumental, aunque no es la protagonista principal. En este caso las desgracias las ocasionará un desorientado aprendiz de La Muerte, que cansada de repetir su trabajo desde el origen de los tiempos desea tomarse unas vacaciones para filosofar sobre el sentido de la vida -je je- y decide dejar la empresa de recolección puntual de almas en manos de un joven inexperto, cuyo mayor talento es andar siempre metiendo la pata.
Tras esa falsa prosa infantiloide que presenta toda la serie, y como sucede con la gran mayoría de los libros de Terry Pratchet, se esconden multitud de guiños a los más estúpidos comportamientos y las más absurdas creencias humanas relacionadas con La Muerte y el más allá.
No voy a decir que sea el mejor libro de la serie, que no lo es. Tampoco es un libro del que se diga que ha de formar parte de los imprescindibles que hay que leer antes de morir (y nunca mejor dicho dado el personaje que da pie y luego arregla el entuerto de su aprendiz). Sin embargo sí tiene ese toque justito para hacerla lo suficientemente entretenida como para leer la novela de un tirón, con momentos que provocan algo más que una sonrisa y personajes de conductas exageradas, pero con su toque entrañable. Si se es aficionado a la serie, éste no defraudará. La Muerte genial, como siempre.
En mi caso no puedo aprovecharlo para repatingarme a gusto en el sofá, pues ya lo he leído. En caso contrario no lo estaría comentando. O tal vez sí. En cualquier caso puede que a otro le sirva como excusa para exigir no ser perturbado durante esas exquisitas tardes de sofá que todos nos merecemos más de lo que creemos.
Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría
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Por último pedir diculpas por el contenido. Es de muy mala calidad y la mayoría de las entradas recuperadas no merecían serlo. Pero aquí está esta entrada como ejemplo de que no me resulta fácil deshacerme de lo que había escrito. De verdad que lo siento muchísimo si has llegado aquí de forma accidental y te has parado a leerlo. 😔