Mis quince minutos de googloria
-¡Coño! ¡El coche de Google!- exclamo mientras toco en el hombro a mi primo Marcos para que deje de monopolizar por una vez la conversación y preste atención.
-¿Cómo?- pregunta Víctor, que aún no ha tenido tiempo de reaccionar.
Sin parar a concretarle le digo: -¡Hagamos el gili y saludemos!
El diálogo es más o menos real. El del suéter rojo soy yo. Lástima que la calidad sea tan mala, pero hagan un ejercicio de imaginación y podrán distinguirme en ese manchón borroso.
Ya me han alegrado el día.
Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría
Es muy probable que el formato no haya quedado bien y/o que parte del contenido, como imágenes y vídeos, no sea visible. Asimismo los enlaces probablemente funcionen mal.
Por último pedir diculpas por el contenido. Es de muy mala calidad y la mayoría de las entradas recuperadas no merecían serlo. Pero aquí está esta entrada como ejemplo de que no me resulta fácil deshacerme de lo que había escrito. De verdad que lo siento muchísimo si has llegado aquí de forma accidental y te has parado a leerlo. 😔