Madrid reloaded

La cosa fue más o menos así:

Yo: ¡Hombre, hacía tiempo que no te veía por aquí! Mira en lo que estoy perdiendo el tiempo miserablemente: http://youtu.be/NzUZsaIIfCc L: ¡Mola! ¿Estás haciendo cosas para el iPhone? Yo: Bueno, no exactamente. Estoy haciendo pruebas. L: Pues yo ya he publicado un par de programas chorra; de esos que haces en una tarde. Por cierto, ¿cómo va la búsqueda de curro? Yo: Pues mira, más o menos, aquí sigo, perdiendo el tiempo con estas cosas. L: ¿No has encontrado nada aún? Yo: Pues no. L: En mi empresa estamos buscando gente con tu perfil. ¿Te apetece venirte a Madrid? Yo: La verdad que es algo que no he descartado en ningún momento. L: Pues pásame el CV y yo lo muevo.

Eso era a principios de abril. Al par de días le mandaba el CV y unos días después llamaban para hacerme una entrevista técnica, luego el responsable financiero y al cabo de tres días aceptan mis exigencias dinerarias. Por caer la Semana Santa en mitad del período de gracia que solicito para preparar la mudanza, se establece mi incorporación al nuevo trabajo el lunes día 25 de abril. Y ahí me presenté el lunes pasado.

image without alternative text Aún es pronto para decir tajantemente nada, pero de momento las perspectivas son muy buenas. El trabajo está resultando interesante y parece que habrá para mucho tiempo. Tanto que desde el primer momento el contrato es con carácter indefinido. Con tres meses de período de prueba, eso sí. La primera semana la he pasado enterándome de todo lo que hay hecho y de los cientos de miles de dependencias entre módulos. Es una verdadera jungla. Las horas se pasan volando mientras investigo y me hundo entre cientos de documentos y miles de líneas de código. ¡Mola!

Me angustiaba el tema del alojamiento. Tan pronto me dieron el «sí, queremos» me puse a buscar como loco dónde quedarme. Eso fue el mismo día que viajaba a Santiago de Compostela. Mientras esperaba que llegase la hora de salir para el aeropuerto, buscaba y rebuscaba en Internet mirando precios y pisos de alquiler. Pedían cosas como avales bancarios de seis meses, tres últimas nóminas y contratos de trabajo, tres meses por adelantado en concepto de fianza y muchas otras cosas. Y todo eso cuando no pedían, directamente, compromiso de al menos un año. Salí para Santiago con la convicción de que no podría alquilar nada por mi cuenta y empecé el lunes a buscar pisos para compartir, avisando a conocidos de Madrid por si conocían a alguien que estuviese dispuesto a convivir conmigo unos dos o tres meses hasta que encontrase algo en condiciones dignas. Y parece que la suerte ha vuelto a jugar a mi favor. A uno de los amigos que preguntaba me contaba en respuesta que justo había almorzado el día anterior con unas tías. Acababan de terminar de reformar un piso cuquísimo a doscientos metros del punto kilométrico cero del territorio. Vamos, en pleno centro, centro, de Madrid. Y estaban buscando alguien «de confianza» a quien alquilarlo. Ridículamente pequeño, de 25 metros cuadrados, al lado de la Puerta del Sol, a treinta minutos en RENFE del trabajo en línea directa, puerta a puerta, y sin compromisos de permanencia ni fianzas, sin tener que vender mi alma al diablo para conseguir un techo bajo el que dormir, a un precio ligeramente inferior al de la zona por un piso completamente amueblado y que me permite estar tranquilo el tiempo suficiente para encontrar algo más grande en unas condiciones aceptables.

En fin, aunque es aún muy pronto para decir que la cosa va bien (no olvidemos que estoy en período de prueba durante tres meses), lo cierto es que no me puedo quejar del comienzo. El trabajo es interesante y he conseguido dónde quedarme en condiciones cojonudas. Estoy contento con todo ello, no es para menos. El único pero, porque siempre hay un «pero», es que he tenido que dejar a mi mujer, la persona que más me importa, en Las Palmas hasta que la cosa se aclare. Esperemos que no tarde en llegar ese momento y, sea aquí, o de vuelta en Gran Canaria, volvamos a convivir. Es lo que más echo de menos. Habrá que aguantarse con los fines de semana. Aprovecharemos, eso sí, para seguir conociendo Madrid y alrededores cuando sea ella quien venga a la capital del reino.

Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría

Es muy probable que el formato no haya quedado bien y/o que parte del contenido, como imágenes y vídeos, no sea visible. Asimismo los enlaces probablemente funcionen mal.

Por último pedir diculpas por el contenido. Es de muy mala calidad y la mayoría de las entradas recuperadas no merecían serlo. Pero aquí está esta entrada como ejemplo de que no me resulta fácil deshacerme de lo que había escrito. De verdad que lo siento muchísimo si has llegado aquí de forma accidental y te has parado a leerlo. 😔