¡Coño! ¡Qué frío!
Eso es lo que pensé esta mañana de camino al tren en Parla, soportando unos ocho grados, y nuevamente al bajarme en Tres Cantos, con apenas uno o dos grados más. Como dicen por aquí, hacía una rasca de cuidado. En una semana han bajado las máximas unos diez grados y las mínimas entre cinco y seis grados. Y la próxima semana prevén que empezará a llover. Hemos sufrido un verdadero descalabro de las temperaturas en tan solo una semana. Más acelerado que el sufrido por la economía mundial. De seguir así, en un mes sufriremos una glaciación.
Y pensar que hace una semana estábamos deseando que llegase el frío. Qué volubles son la voluntad y el deseo humanos.
Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría
Es muy probable que el formato no haya quedado bien y/o que parte del contenido, como imágenes y vídeos, no sea visible. Asimismo los enlaces probablemente funcionen mal.
Por último pedir diculpas por el contenido. Es de muy mala calidad y la mayoría de las entradas recuperadas no merecían serlo. Pero aquí está esta entrada como ejemplo de que no me resulta fácil deshacerme de lo que había escrito. De verdad que lo siento muchísimo si has llegado aquí de forma accidental y te has parado a leerlo. 😔