El medievo con tu ano
Que se me caiga el pito si miento, pero juro que no recuerdo cuánto hace que dejé de descargar canciones de Internet, parche en el ojo incluido. Hace mucho, eso sí lo sé. ¿Cuatro? ¿Cinco años? Es posible que seis; incluso siete. Aburguesarse implica pagar por la música, y eso es lo que empecé a hacer. (En realidad continuar, porque mi colección de CDs, sin llegar a ser portentosa, era digna de elogio para ser un estudiante pobretón). También sé que justo antes de dejarlo, por aquello de «la última vez, cariño, y mañana te respetaré y no lo diré a nadie lo que me has hecho, so guarra», dejé el ordenador unas dos semanas descargando durante veinticuatro horas cientos de discos. Todo lo que pillaba en los foros del pirateo inmisericorde. De forma indiscriminada bajaba desde blues y jazz hasta reguetón. El 99% de aquella tonelada de zips y rars acabó arrinconado en un disco duro extraíble y, pasado el tiempo, borrado miserablemente cuando necesité espacio para cosas más interesantes con la convicción de que, además, nunca llegaría a perder tiempo en clasificarla ni rescatar ninguna cosa. Es complicado rescatar cuando no se sabe exactamente qué hay que rescatar. El 1% restante, que tiempo después incorporé a la biblioteca iTunes, lo fui eliminando paulatinamente. Si no lo escucho no merece la pena dejarlo; y escucho lo que compro. Lo compro porque me gusta. Si me gusta, lo escucho. En fin, un círculo vicioso.
De vez en cuando, sin embargo, tropiezo con algún superviviente de los sucesivos exterminios. Emerge cuando dejo al DJ de iTunes que amenice las tardes de programación. Y así ha aparecido una canción de Mamá Ladilla, grupo del que no tengo especial recuerdo de buenas canciones debido a su estilo particular, que se me antoja de usar y tirar, que ha conseguido, sin embargo, hacerme sonreír y, de hecho, la he escuchado de forma compulsiva durante un buen rato. El título ‘Sucedió en Beckelar’, y un estribillo que da título a esta entrada. Parte al menos. En la web del grupo podrán disfrutar, con animación flash grotesca incluida, de la canción de forma íntegra. Puede herir la sensibilidad —o sensiblería— de alguno.
Ha conseguido sacar mi lado gamberrete. Y el republicano. ¿Quién se apunta a quemar palacios y decapitar a miembros de la realeza? Los elefantes del Mundo nos lo agradecerán.
Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría
Es muy probable que el formato no haya quedado bien y/o que parte del contenido, como imágenes y vídeos, no sea visible. Asimismo los enlaces probablemente funcionen mal.
Por último pedir diculpas por el contenido. Es de muy mala calidad y la mayoría de las entradas recuperadas no merecían serlo. Pero aquí está esta entrada como ejemplo de que no me resulta fácil deshacerme de lo que había escrito. De verdad que lo siento muchísimo si has llegado aquí de forma accidental y te has parado a leerlo. 😔