Esta entrada ha sido recuperada gracias a Wayback Machine de un blog que mantuve en La Coctelera.
Hace poco el estimado doctor me puso como reto conseguir la fotografía de una de las polillas que se paseaban cada día por mi casa. Después de unas días sin ver ninguna, desaparecieron justo después del post en el que hablaba de ellas, ayer nos encontramos una al volver a casa por la noche.
Esta entrada ha sido recuperada gracias a Wayback Machine de un blog que mantuve en La Coctelera.
Hace un momento he dicho que el mejor regalo es mi mujer, que me da sorpresas alucinantes y me quiere más de lo que merezco. Pero he de agradecer también a todos los que han esperado hasta hoy para volver a felicitarme. No doy nombres ni enumero porque siempre se comete la injusticia de no nombrar a alguno que se lo merece como el resto.
Esta entrada ha sido recuperada gracias a Wayback Machine de un blog que mantuve en La Coctelera.
Dicen que, generalmente, una imagen vale más que mil palabras. La imagen anterior tiene muchas más implicaciones de las que cabría esperar. Al menos eso creo yo, por lo que más valen mil palabras -que no voy a poner- en este caso.
fotografía no recuperada 😞
Esta mañana, cuando aún no había despegado las legañas, mi mujer se descolgó, casi literalmente porque tenía los paquetes en lo alto del armario, con una suerte de regalos, los que se ven en la imagen de arriba.
Esta entrada ha sido recuperada gracias a Wayback Machine de un blog que mantuve en La Coctelera.
De las múltiples actividades lúdicas que ejercito durante el año hay una que suele ocupar mi mente y mis esfuerzos más que el resto. O eso creo yo. Se trata de la fotografía. Quizás, tras haber dejado otras aficiones que apenas comencé, como la colección de sellos (filatelia), y eliminando las actividades como jugar a la consola o ver películas, la fotografía ha sido siempre la reina de todas ellas.
Esta entrada ha sido recuperada gracias a Wayback Machine de un blog que mantuve en La Coctelera.
A veces los chistes más malos pueden resultar buenísimos si te pillan desprevenido. Andaba leyendo un meneo sobre lo imprescindible de tener a Dios cuando leí el siguiente comentario:
Si dios no es real, será integer? Lo sé, es un chiste pésimo, pero me cogió desprevenido y mi ateísmo calado y mi friquismo informático hicieron el resto.
Esta entrada ha sido recuperada gracias a Wayback Machine de un blog que mantuve en La Coctelera.
He tardado casi una hora en poder publicar el anterior post, una entrada bastante simple de editar.
Primero errores de que no era yo quien estaba intentando publicarlo. Luego errores de duplicación cuando se suponía que no había duplicados. Luego eliminando entradas que no pedí eliminar o borradores que sobreviven a cualquier intento de exterminio.
Esta entrada ha sido recuperada gracias a Wayback Machine de un blog que mantuve en La Coctelera.
En su enorme canción “Milonga del moro judío”:
[...] y mil vidas malgastadas por cada mandamiento. [...] No hay una piedra en el mundo que valga lo que una vida. [...] perdonen que no me aliste bajo ninguna bandera, vale más cualquier quimera que un trozo de tela triste. [...] Y a nadie le dí permiso para matar en mi nombre, un hombre no es más que un hombre y si hay Dios, así lo quiso.
Esta entrada ha sido recuperada gracias a Wayback Machine de un blog que mantuve en La Coctelera.
Pues eso, que La Coctelera no me deja quitar la entrada repetida porque, curiosamente, no parece que exista dicha entrada. Al menos en mis artículos anteriores.
La Coctelera a veces hace cócteles extraños que se les van de las manos e intoxican las mentes de otros. Veo doble.
Actualización: Hoy viernes me encuentro un desastre en mis cócteles.
Esta entrada ha sido recuperada gracias a Wayback Machine de un blog que mantuve en La Coctelera.
Hace unos días, la familia ha crecido. Al menos la rama de la familia electrodoméstica. Mi mujer ha comprado, en comodísimos plazos cuasi-eternos, una Thermomix. El modelo M31, que se supone es el más reciente. La compró en una de esas demostración que se hacen relacionadas con el producto. No es como cualquier otro producto que conozca.