cosas que hubiese preferido desconocer e ignorar
Esta noche ha fallecido nuestro compañero y amigo Ernesto Mateos, ha sido un fallo cardiaco repentino mientras estaba en su casa tranquilamente preparando la cena.
Estará en el Tanatorio de San Isidro a partir de las 7 de la tarde.
Vamos a enviar una corona de flores de parte de los equipos, si queréis participar pasar por mi mesa o por el sitio de María.
Un Saludo Santiago
Ese era el correo electrónico de las 10:35.
En mi vida —como imagino que le habrá pasado a casi todo el mundo— he tropezado con gente de todo tipo. En general he tenido suerte y puedo decir que la gran mayoría han sido personas que de una forma u otra, en mayor o menor medida, han conseguido dejar su impronta, siempre positiva. Aunque también he tropezado con esos que decimos “ruines y malvados”; por no mentar directamente a sus madres, que bastante habrán sufrido ya con parirlos y, en el fondo, desconozco cuál es su fuente de ingresos.
Cuando voy a escribir una entrada que no tenga que ver con un libro, siempre busco poner un título que haga referencia, así en plan metáfora, parábola, hipérbole o cualquier otra forma retórica, a lo que voy a contar. Pero para ésta, breve además, no se me ocurría nada mejor que «A pollazo limpio». Demasiado vulgar como para ser un titular de mi querida bitácora.
La cosa va de descubrimientos. De saltar de aquí para allá demorando el instante en que debo ponerme con cosas de mayor provecho.
Llevo unos días reescuchando las distintas copias de Carmina Burana que he ido acumulando a lo largo de mi vida. Como al protagonista de Conspiración [@ FilmAffinity], quien estaba condenado a comprar copias y copias de El guardián entre el centeno, a mí me pasa lo mismo con la obra de Carl Orff y ya tengo cinco o seis en mi colección. Toda la obra es magnífica, aunque hoy me deleito en especial con el Omnia Sol Temperat [letra @ Retales de sabiduría].
Acabo de comerme, tragarme, o visualizar, como se prefiera, una mierda insufrible, producto putrefacto de eso que vienen a llamar el séptimo arte. Por muy gratuita que te la ponga en el Plan Premium de Wuaki nunca, nunca, elijas ver Los inmortales: El origen. Por aquello de ir por la vida a contracorriente, en plan intelectual rojiprogre, ufanándome de ignorar las críticas ajenas, y de que uno mismo es el rasero por el que ha de medirlo todo y tal y tal, he quedado profundamente aturdido tras 80 minutos de la bazofia más infumable que he visto en mucho tiempo.
El proceso es siempre el mismo. Empieza doliéndome la garganta. Sequedad intensa. Beber agua es sentir papel de lija bajándote por la garganta y la tráquea. Luego, dificultad para respirar. Mocos. Obstrucción nasal. Respirar por la boca, y más sequedad. Al par de días noto que baja a los pulmones. Tos. Más tos. Dolor punzante y ocasional. Dolor de cabeza. Mucho. Dificultad para dormir. Amanezco como un walking dead más. Y así durante unos días.
¡Si estamos a veintidós de octubre y aún faltan dos meses!
Visto en el Carrefour que hay al lado del piso donde vivo. Parece que no, pero dos meses significan el 16% de un año (una sexta parte). A mí me parece demasiado tiempo dedicados a recordarnos que se nos echa encima otra Navidad. Cuando, además, dura apenas dos semanas.
Que estrés, por dios.
Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría
Abro el Facebook y lo primero que me encuentro es que otro de los grandes de la Informática, en este caso Dennis Ritchie, ha muerto recientemente. Lo triste es que la muerte de Steve Jobs eclipsó la noticia, porque hace ya unos cuantos días que falleció.
Descanse en paz.
Mierda de Facebook. Sólo sirve para enterarme de las malas noticias…
Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría
Hoy será breve: ¿Qué ven de raro en la siguiente imagen? Tómate tu tiempo, si lo necesitas.
Para el que no lo haya hallado aún, aquí va una pista: mira el epígrafe bajo el que se encuentran los títulos de los libros que aparecen en la imagen. ¿Sigues sin entenderlo?
Es raro que pasee por la zona, pero cuando lo hago y decido entrar en El Corte Inglés de Mesa y López, es más raro aún que no me acerque a la sección de Ciencias a curiosear qué libros tienen.
Acabo de volver a mi casa tras pasar una semana en Madrid. Por puro placer me fui allí a ver a los buenos —y muy buenos— amigos que hice en esa ciudad durante mi estancia [Lo que sí echaré de menos]. Quería acudir a la fiesta de despedida en honor de Stefano, que se volvía a Italia. Ya se sabe que uno va allí donde tiene a la mujer y resultó que la mujer de la vida de este joven italiano la encontró en Madrid, pero de visita desde Italia.