Siempre he envidiado la capacidad que tiene la gente de lanzarse a emprender, siendo yo un tipo cómodo que prefiere esconderse en la guarida de la seguridad que otorga el paraguas de los riesgos ajenos, asumiendo que esto es jugar a la lotería y que puede salir bien, pero que puede salir mal; que a tiempos de vacas gordas pueden seguirle los de vacas flacas. Pero aún así, hay amigos que se lanzan a ello, porque al final es completamente cierto aquello que cantaba Serrat poniendo música a Machado: Caminante no hay camino, se hace camino al andar.
He solicitado hacer teletrabajo semana y media desde Las Palmas. Estoy en un proyecto para iPhone, en el que me están apretando porque el proyecto principal se está llevando casi todo mi tiempo. Desatención esta por la que me temo que acabaré pagando. Es lo que tiene ser pluriempleado dentro de la misma empresa. Y con pluriempleado me refiero a que atiendo a tres jefes distintos, en proyectos diferentes y con tecnologías particulares para el caso.
Aunque resulte un poco absurdo decirlo a estas edades, en que se supone que uno debe andar deseando codearse con la alta dirección y discutir sobre qué tipo de palo va mejor para el hoyo 7 del nuevo campo de golf, una de las cosas que más aprecié al empezar a trabajar en la empresa actual fue la oportunidad de volver a programar en un sentido serio del término, y como un currito vulgaris.
Toca hacer una pequeña aplicación para migrar desde un servicio IMAP a otro. No se puede usar alguna aplicación ya existente (que las hay a paladas), sino que hay que implementar una para soportar algunas particularidades del proceso. .NET, claro. Y no me voy a poner a implementar una de cero. Así que he hecho una pequeña búsqueda en Internet y estas son las que he encontrado:
ImapX 2 - Soporta GMail y tiene buena pinta.
Eso es lo que he sacado. Te piden mínimo 700/1000. Así que he aprobado. He aprobado el examen de desarrollo de aplicaciones Web con Microsoft .NET Framework 4. Ya soy un MCTS. O un MCP. O las dos cosas. No me termina de quedar claro. Tampoco tengo muy claro para qué sirve. Pensaba que podría descargarme la nueva versión de Visual Studio. Pero de eso nada. Habrá que hacer tres exámenes más para ascender a MCPD.
El viernes 30 de diciembre del moribundo 2011 recorría el camino hacia el aeropuerto repasando todo lo que iba a hacer en 10 días de vacaciones que iba a pasar en Las Palmas con mi mujer. Hoy, lunes 9 de enero, ultimo los preparativos para salir, dentro de un par de horas, hacia el aeropuerto y coger un vuelo que me devuelva a Madrid. Entre lo planificado y lo hecho en estos diez días caben varios universos, con sus paraversos también.
Pensé que no tocaría hacerlo, pero finalmente ha sucedido. Se mantienen dos ramas de código, del mismo código —mejor dicho, de código parecido— para que compile en Framework 1.1 (año 2003) y Framework 3.5 (año 2007) de .NET. Tanto a nivel sintáctico como semántico, la versión 3.5 es muchísimo mejor. Y no entiendo la obstinación por mantener las dos ramas, cuando la destinada al código 1.1 N-O S-E U-S-A y estamos a las puertas de que aparezca la versión 4.
Pues eso, que he venido a Las Palmas a pasar unos días con mi mujer y mi familia. El día 9 es festivo en Madrid y solicité lunes y martes como días de vacaciones. Total, si finalmente acaba la cosa en diciembre, pues por lo menos poder ir disfrutando los días que me corresponden. En octubre esta será mi única visita.
En estos días previos he descubierto que Ryanair comienza a operar en noviembre los viernes por la tarde.
Hace ya cinco meses —vaya como pasa el tiempo— que estoy en Madrid. Llegué a finales de abril, con unos días cuya temperatura se podía considerar aún fresquita y agradable, que duraron más bien poco antes de empezar a subir el termómetro. Después de un verano especialmente caluroso —hay quien afirma que no ha sido para tanto—, esta última semana ha empezado a refrescar; principalmente de madrugada. El lunes pasado amaneció con 11° y me pilló por sorpresa al salir en camiseta de manga corta, como llevo haciendo todo el verano, para el trabajo.
Aún con los ojos rojos como si me los hubieran rociado con spray de pimienta, he currado programando como nunca (bueno, como no lo hago desde hace años). Tomando consciencia de que estamos enchufados en Matrix, y que ya no hay leyes naturales inmutables —y de que el universo se dobla sobre sí mismo—, me he puesto manos a la obra y he escrito más código fuente en los dos últimos días del que había escrito en los cuatro meses y medio de trabajo anteriores.