Se me fastidió la excusa con 'Journeyman'
Las películas y series de ciencia ficción me atraen como la luz incandescente a una polilla. Prefiero este símil al de la mosca y la mierda, aunque dada la calidad de la serie que toca hoy bien podría haberlo empleado. Así que no es raro que, cuando leí la sinopsis de ‘Journeyman’ dentro del catálogo ofertado por mi camello, no lo dudé dos veces. Sé que siempre digo que aquellos que se acercan a las mafias del P2P son lo peor, más bajo y rastrero que ha dado nuestra sociedad, pero en mis trabajos de investigación he desarrollado adicción y ahora debo vivir como otro marginado social. Me siento sucio por ello.
Tenía planeado usar esta serie de televisión para escaquearme otro fin de semana de mis deberes domésticos. Pero tras tragarme los dos primeros episodios, y abandonar hastiado a la mitad el tercero, me parece que la cosa no pinta nada bien. Y no soy tan masoquista como para comer cualquier cosa por el simple hecho de comer. Tampoco tengo la excusa de las elecciones europeas del fin de semana pasado, y su jornada de reflexión (o su jornada posterior para comentar los resultados), ni un maratón fotográfico al que desee acudir, por lo que lamentablemente tocará armarme con la aspiradora y limpiar en rincones de mi piso donde hace mucho tiempo que no pongo la vista. Hace tiempo que de esos rincones salen sonidos extraños y aventurarse a limpiar en ellos puede acabar muy mal. Al menos para mí. La limpieza en mi casa es un deporte de riesgo.
Que la calidad de una serie (o de una película) no la garantiza el reparto, es algo que sabemos todos, pero tras disfrutar con la actuación que hizo en ‘Roma’, creí que sería un aliciente para tragarme el segundo capítulo, e intentarlo nuevamente con el tercero, tras un soporífero episodio piloto. Pero se hace extraño ver a un desorientado Lucio Voreno saltando constantemente en el tiempo. Es lo que tiene asociar una cara con un personaje. Esperaba que de un momento a otro se encasquetase el casco de centurión, se armase de una espada y gritase un “¡Por Romaaaaaa!” en mitad de uno de los saltos temporales.
En fin. Aunque la intención era buena, y la historia podía haber dado para más, lo cierto es que, sin ser una basura, es aburrida y eso, a la larga, es casi peor. Al menos, si hubiese sido rematadamente mala te hubieses dicho, bueno, no da para más. Pero con ‘Journeyman’ te queda el sabor amargo de saber que se podría haber hecho un poquito más para aprobar. Como el suspender con un 4,9. Por una décima te quedas en la calle. Y siempre está ahí la duda de que tal vez el próximo capítulo hubise sido mejor, si le hubieses dado una oportunidad. Pero lo peor es que a mí me ha fastidiado el fin de semana. No podré disfrutar de mis (in)merecidas tardes de sofá.
Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría
Es muy probable que el formato no haya quedado bien y/o que parte del contenido, como imágenes y vídeos, no sea visible. Asimismo los enlaces probablemente funcionen mal.
Por último pedir diculpas por el contenido. Es de muy mala calidad y la mayoría de las entradas recuperadas no merecían serlo. Pero aquí está esta entrada como ejemplo de que no me resulta fácil deshacerme de lo que había escrito. De verdad que lo siento muchísimo si has llegado aquí de forma accidental y te has parado a leerlo. 😔