'Superplagas'

La Tierra es un lugar sorprendente. A nada que inviertas un poco de tiempo en mirar a tu alrededor, y salvo que vivas en una burbuja aislado del resto, encontrarás material suficiente para asombrarte. Y es que, en el fondo, no prestamos atención a nada de lo que nos rodea. Salvo, tal vez, cuando hay algo tan anómalo que no podemos evitar fijarnos en ello.

Uno de estos fenómenos al que no podríamos evitar prestar nuestra atención, aunque nos esforzáramos en ello, es el de las plagas. No resulta nada agradable encontrase, de repente, inmerso en medio de varios cientos de miles de especímenes de alguna especie que tenga, en un momento dado, montada una fiesta en la que se hayan vendido el quintuple de entradas de más del aforo permitido en el local. Vamos, muchos, cabreados y por lo general hambrientos.

‘Superplagas’, es un buen documental que nos presenta varios casos, todos ellos bastante asombrosos, de grandes colonias del mundo animal que desde luego no pasarán desapercibidas. A las ya conocidas de langostas y ratas, se suman las de hormigas legionarias, cacerolas de mar, moscas efímeras y estorninos pintos, por poner algunos ejemplos, en las que inmensas colonias irrumpen en nuestro mundo. En realidad el documental se tendría que haber supercolonias o superenjambres, pues el original inglés es ‘Superswarm’ -una vez más, los españoles haciendo pupa con sus traducciones- pues al final de eso es de lo que se trata, de enjambres o colonias con tal números de individuos que producen intranquilidad.

La película, dividida en dos capítulos, gira mayoritariamente en torno a la relación del ser humano con las distintas colonias -o plagas, cuando es eso se convierten- y de cómo, en algunos casos, saca provecho de ello o, en los que no, cómo se las apaña para librarse de tan molestos visitantes.

Un documental que merece la pena ver, que resulta entretenido y sorprendente, como rara vez ocurre ya con otras formas de entretenimiento, y que, si huyes de los fondos mafiosos de las redes P2P, puedes disfrutar aquí. Siempre, claro está, que tu tolerancia a una calidad de imagen ligeramente deficiente esté bastante, digamos, dilatada. La tolerancia, digo.

Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría

Es muy probable que el formato no haya quedado bien y/o que parte del contenido, como imágenes y vídeos, no sea visible. Asimismo los enlaces probablemente funcionen mal.

Por último pedir diculpas por el contenido. Es de muy mala calidad y la mayoría de las entradas recuperadas no merecían serlo. Pero aquí está esta entrada como ejemplo de que no me resulta fácil deshacerme de lo que había escrito. De verdad que lo siento muchísimo si has llegado aquí de forma accidental y te has parado a leerlo. 😔