Antes de comenzar, decir que a la hora de escribir este artículo, al igual que hago con el resto, intento localizar alguna referencia o vídeo que pueda enlazar. Con el de hoy he descubierto un sitio en Internet que pasa a ser de visita obligatoria: http://www.docuciencia.es/. Pero si ese es flipante, http://www.documentalesonlinegratis.com lo es aún más. Y hay muchos más por la red. Es como una mala gripe. Se ha puesto de moda.
… joder, que se me va a hacer un bujero en el estómago
Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría
Es muy probable que el formato no haya quedado bien y/o que parte del contenido, como imágenes y vídeos, no sea visible. Asimismo los enlaces probablemente funcionen mal.
Por último pedir diculpas por el contenido. Es de muy mala calidad y la mayoría de las entradas recuperadas no merecían serlo.
Mantengo y persisto en que aquello que se desconoce es imposible de amar realmente. Más allá de que las inquietudes personales te lleven a tal o cual tema de interés particular, la Tierra es tan extraña, tan cargada de singular belleza, que no aprovecharla para extasiarte y maravillarse, aunque sea solamente una vez cada mucho tiempo, es un crimen hacia ti mismo y hacia lo que el Cosmos ha dejado ahí para que lo apreciemos.
Ayer comentaba lo impresionado que había quedado con la película no verbal ‘Baraka’. Me considero especialmente sensible a la fotografía, en especial a la de naturaleza, y esa película es un lujo para la vista. Pero no se queda atrás la película ‘Home’ (ficha imdb; web oficial).
Yann Arthus-Bertrand pone la dirección y una impresionante fotografía a una película terriblemente hermosa y sensible. Un canto de amor a la Tierra y una denuncia de la influencia destructiva ejercida por el ser humano sobre ella.
Con esto del «uno al día» junto con el «un día, un tema» se van acumulando anotaciones de aquellos temas a los que dedico más tiempo. Así que he decidido que esta semana la voy a dedicar a ponerme al día, al menos un poco, con el tema de los documentales. Si el género documental no es tema de devoción del lector, puede volver -lo que agradeceré enormemente- la próxima semana.
Hace tiempo leí que Depeche Mode sacaba otro disco: Sounds of the Universe. Vi el vídeo y escuché la canción y me molaron mucho, tanto que me dije «me lo compraré». Y hace un par de semanas llegó el momento. Toda la música que compro en los últimos tiempos la compro en iTunes. Si me gusta y me lo puedo permitir, prefiero comprar la música que me apetece escuchar. Me hace sentir mejor conmigo mismo y, como apenas tengo otros vicios -casi nunca salgo de juerga ni me gasto dinerales en bebidas alcohólicas-, siempre tengo dinero que puedo malgastar siendo legal.
… para la Florida. A disfrutar de Micky Mouse…
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Por último pedir diculpas por el contenido. Es de muy mala calidad y la mayoría de las entradas recuperadas no merecían serlo.
Hace un par de semanas leí una entrada, Los baños de empresa son sistemas caóticos, del amigo Adastra, y teniendo reciente la lectura del libro ‘Las trampas del deseo’, se me ocurrió un experimento social. No sé si entraría dentro de la categoría de economía conductual, pero yo se los planteo igualmente y ya me cuentan su opinión al respecto.
Adastra comentaba que, pese a tener un letrero en los baños que su empresa que reza «__Deja __el baño como lo encuentras.
En algún momento de nuestra existencia -o en más de uno- habremos fantaseado con la posibilidad de la vida eterna. ¿Quién, en los años pletóricos de la edad madura, temiendo su término en un plazo indefinido, le haría ascos a vivir para siempre? Pero claro, no morir y respetar las leyes naturales del envejecimiento, tiene algunos inconvenientes. En ellos ahonda Saramago en su novela ‘Las intermitencias de la muerte’.
Mi experiencia leyendo a Saramago es más bien reducida.
El cuervo, de la familia de los córvidos, y pariente de la corneja, ha tomando las calles de Tokio y forma parte, de ninguna forma inadvertida, y con varias decenas de miles de sujetos en su población, del paisaje urbano de esa ciudad. De unos siete mil a mediados de la década de los 80, se habla de cuarenta o sesenta mil en el momento de rodar el documental ‘Cuervos de Tokio’.