ilusionismos de navegante hacia costas por descubrir
Mantengo y persisto en que aquello que se desconoce es imposible de amar realmente. Más allá de que las inquietudes personales te lleven a tal o cual tema de interés particular, la Tierra es tan extraña, tan cargada de singular belleza, que no aprovecharla para extasiarte y maravillarse, aunque sea solamente una vez cada mucho tiempo, es un crimen hacia ti mismo y hacia lo que el Cosmos ha dejado ahí para que lo apreciemos.
Ayer comentaba lo impresionado que había quedado con la película no verbal ‘Baraka’. Me considero especialmente sensible a la fotografía, en especial a la de naturaleza, y esa película es un lujo para la vista. Pero no se queda atrás la película ‘Home’ (ficha imdb; web oficial).
Yann Arthus-Bertrand pone la dirección y una impresionante fotografía a una película terriblemente hermosa y sensible. Un canto de amor a la Tierra y una denuncia de la influencia destructiva ejercida por el ser humano sobre ella.
Con esto del «uno al día» junto con el «un día, un tema» se van acumulando anotaciones de aquellos temas a los que dedico más tiempo. Así que he decidido que esta semana la voy a dedicar a ponerme al día, al menos un poco, con el tema de los documentales. Si el género documental no es tema de devoción del lector, puede volver -lo que agradeceré enormemente- la próxima semana.
El cuervo, de la familia de los córvidos, y pariente de la corneja, ha tomando las calles de Tokio y forma parte, de ninguna forma inadvertida, y con varias decenas de miles de sujetos en su población, del paisaje urbano de esa ciudad. De unos siete mil a mediados de la década de los 80, se habla de cuarenta o sesenta mil en el momento de rodar el documental ‘Cuervos de Tokio’.
Ya comentaba el martes, que los tesoros perdidos se disputaron el jueves como día dedicado a ellos. El primer jueves de la bitácora, coincidiendo con el último día del mes de julio del año pasado, publiqué Tesoros perdidos reencontrados (I), en el que hablaba de lo feliz que me encontraba al reencontrarme con un juego que hice en mis años de escuela universitaria: Super Kutre Invaders.
Agosto, septiembre y octubre de 2008 marcaron el comienzo de esta bitácora siendo los más prolíficos.
Doy por hecho que es fruto de la mejora por evolución la incapacidad inherente del ser (sub)humano en general, y de ti en particular, de preocuparse, cuando no maravillarse, de lo inimaginablemente magnífico y prolíficamente variado que es la Madre Naturaleza. Digo que debe ser algo de la evolución, y por tanto algo bueno, porque de lo contrario nos daríamos cuenta que no somos más que una cagarruta en la sinfonía de la naturaleza y la terrible depresión post descubrimiento podría ser devastadora para la esperanza de vida de nuestros egoistas genes.
Más bien por curiosidad, y haciendo uso de las inmorales redes de pares, me hice con una copia del documental ‘Ciudades bajo tierra: Nueva York’. Cuando lo pillé, me lo tropecé solo y, como cazador que aprovecha la soledad de la presa, no dudé en dar buena cuenta de él en dos clic de ratón. Una vez superado el reglamentario tiempo de descarga, visionándolo cómodamente echado en mi sofá, me percaté que debía formar parte de una serie o conjunto de documentales cuya temática consistiese en hurgar la Historia bajo las faldas de ciudades conocidas.
Se está convirtiendo en algo muy habitual, últimamente hablar sobre economía en los ‘ratos del café’. Más bien pseudo-economía, dados el nivel medio de conocimiento sobre la materia del común de los particupantes. Hace unas semanas alguien lanzó la gran pregunta, ‘¿quién fabrica el dinero?’, y todos los presentes nos quedamos pensando durante momento. Suerte que, aunque licenciado en informática, tuve una asignatura de economía y recordaba someramente el mecanismo de creación del dinero que emplean los bancos.
Si hace dos semanas recomendaba todo un clásico de la divulgación científica como es la serie ‘Cosmos’, hoy toca recomendarte otra que te hará, una vez más, mejor ser humano (entiendo que ya has adquirido la condición de humano porque me habrás hecho caso y la habrás visto). Se trata de la magistral y estupenda serie documental de casi seis horas de duración que protagonizó Stephen Hawking y que lleva el nombre de ‘Los secretos del universo’ o comunmente conocida como ‘El universo de/según Stephen Hawking’.
Brian Greene escribió hace ya casi una década un libro llamado ‘El universo elegante’. Es un libro que tengo pendiente leer. Pero antes tengo pendiente comprarlo. Aunque no sé si llegaré a hacer alguna de las dos porque ya vi el documental. Hace tiempo. Bastante. Pero es uno de esos documentales que mantengo guardados durante tiempo y más tiempo porque los repito y repetiré más de una vez.
Seguramente si te digo que el documental, dividido en tres partes de aproximadamente una hora cada una, va sobre la teoría de cuerdas lo primero que se vendrá a tu mente es algún artefacto o invento para los pequeños juegos eróticos de pareja, o solitarios, al estilo de ésto.