Estancia en Madrid: La llegada


Esta entrada ha sido recuperada gracias a Wayback Machine de un blog que mantuve en La Coctelera.


Llevo ya un poco más de 48 horas en Madrid y aún no he escrito nada en el blog. Imperdonable.

Coincidí en el avión con tres de los cuatro programadores que conforman el equipo inicial de trabajo de la sede de Las Palmas y que habían vuelto a su tierra para pasar el fin de semana con sus respectivas familias/parejas. Mi intención era coger un taxi desde el aeropuerto hasta el hotel para no tener que andar buscando/preguntado y resolviendo la llegada por otros medios de transporte público, cargado como iba con el maletón repleto de ropa y cosas inútiles poco útiles y el superbolso de fotografía con (casi) todo el equipo. Aunque sorprenda me he traído hasta el trípode. Sin embargo, uno de los programadores también traía maleta con la ropa recién sacada de la “lavandería” -su señora esposa se pasó el fin de semana lavando la susodicha ropa- y estaba dispuesto a recorrer el camino que ya conocía por medios más económicos con tal de ahorrarse los casi 60 € que cuesta llegar desde el aeropuerto de Barajas hasta Las Matas, donde se encuentra el hotel. Así que me aventuré, a las nueve y media de la noche más o menos, a acompañarlo cargado como un mulo.

La peor parte fue la que va desde la estación de Las Matas hasta el hotel. Hay que cruzar un puente, o paso elevado, y caminar unos quinientos metros hasta llegar al Gran Hotel Almenar. Cruzando el puente reseñado, Fran, el compañero que acompañaba y servía de guía, señaló un gran letrero luminoso que ponía “Las Flores” y dijo: “si un taxista no tiene muy claro dónde está el hotel por el nombre le dices que está al lado de Las Flores y verás que enseguida sabe dónde está”. Sin esperar que le preguntase el “por qué”, continuó: “es el archiconocido hotel preferido por las putas”. En fin, que parece que me iba a hospedar en un hotel que comparte paredes con uno conocido por dar cobijo al ejercicio del oficio más antiguo de la humanidad. O uno de los más antiguos, que el de “chorizo” es anterior, seguro.

Tras lo comentado en el párrafo anterior, cualquiera podría estar invitado a pensar “¿a qué antro fuiste a parar?”. Pero que aleje esa pregunta y esa mueca de asco que acompaña el pensamiento alarmado, porque no, el hotel al que fui a dar con mis huesos -y 27 kilos de maleta mas unos cuantos de material fotográfico- es una gozada. Está especialmente acondicionado para eventos empresariales, con varias salas dedicadas a tal fin. Aunque ahora que lo pienso… empresarios… putas… empresarios… ¡qué roles históricamente tan avenidos!

Lo dicho, si entras en la web del hotel verás que es un hotel, cuando menos, llamativo. Y tras dos noches viviendo en él aseguro que es total y absolutamente recomendable. Si no te basta con las fotos de la web ya colgaré alguna que haga en estos días.

La siguiente imagen es una captura del Google Maps en la que remarco el camino que recorro un par de veces al día desde el hotel hasta la estación de tren de cercanías de Las Matas. Y al contrario.


fotografía no recuperada 😞


Para aprovisionamiento de agua o fruta, que es lo que tengo en la habitación, el Spar, que está justo al lado de la estación de cercanías. Como digo, ese camino lo recorro un par de veces al día en cada sentido, como poco.

Antes de que lo preguntes: No, no sé por qué se llama “Calle del Gimnasio”.

Un punto negativo fue que este día apenas almorcé y no había comido nada desde aproximadamente las dos de la tarde. Llegué al hotel con algo de hambre, sobre las once y cuarto de la noche, pero al haber optado por los medios de transporte más lentos, llegué fuera del horario establecido para el Room Service los domingos y festivos. Había un zumo en la pequeña nevera de la gran habitación y tampoco me iba a sentar mal ayunar un poco, que ya ando algo gordito.

Con mi cerebro acostumbrado a dormirse a las doce de la noche, aquí no pegué ojo hasta la una y media, por lo de una hora menos en Canaria, sabiendo que tenía que levantarme a las siete para ir al trabajo el primer día.