Tardes de sofá: Pásalo bien con la serie Torchwood

¿Qué? ¿Cómo llevas las excusas para escaquearte de las labores del hogar? ¿Se te han acabado y tu pareja parece insistir demasiado en que cojas la aspiradora y te pongas a mover los muebles para abducir polvo que lleva generaciones debajo de ellos? Bueno, no te preocupes, que hoy voy a darte otra excusa para no mover tus articulaciones más allá de lo necesario que requiere manejar el mando a distancia de la televisión y del vídeo.

La oferta de hoy será el spin-off de la serie sugeridad la semana pasada, Doctor Who, y que lleva por nombre Torchwood. La serie cuenta las peripecias de unos cazadores de bichos extraterrestres mal maquillados con muy mala leche y peores intenciones, en general. Es curioso cómo -de forma subconsciente se diría- lo peor de la escoria de las galaxias conocidas y desconocidas viene a parar siempre a La Tierra. Y es que, como reza el dicho, la mosca siempre acude a la mierda.

A diferencia de Doctor Who, esta serie tiene un talante y un desarrollo ligeramente menos inocente que la primera, y el sexo -y la sexualidad- es un componente importante en algunos de los capítulos. Así que no permitas que los niños la vean. O sí, que a estas alturas ya saben más que tú y tu patética explicación de las flores y las abejas.

Si eres mujer heterosexual, y hombre que pierde aceite hasta por las orejas, te lo vas a pasar pipa disfrutando de un Jack Harness interpretado por un guaperas y superbuenorro actor, que es el nexo de unión entre las dos series. Ahora bien, si eres un celoso/a imposible, con una autestima inexistente, mejor que evites que tu pareja la vea, porque entonces te va a poner el listón muy alto, después de ir al baño a gemir con fantasías de este adonis televisivo para aliviar, por un rato, la frustración sexual que le ocasiona tu infravalorada autoestima en la cama. Pero si lo que te van son las féminas, la protagonista posiblemente no despierte tu líbido en exceso. Simpática y provista de una turgente “personalidad”, es imposible no sentir cierto rechazo a esa separación entre paletas que le traen a uno a la memoria las imágenes de los esforzados y aterrados constructores del puente de Brooklyn y el pánico a caer al gélido mar en un mal paso.

¿Tras todo lo dicho, a qué estás esperando para poner a trabajar tu maquiavélica mentalidad criminal y descargarte los primeros episodios acudiendo al hampa del P2P? En su segunda temporada ya, en el momento de escribir esto, vas a tener para un buen número de tardes de sofá rascándote el ombligo y mejorando, de forma exponencial, tu probabilidad de sufrir obesidad y, con los años, angina de pecho y muerte dolorosa. Pero limpiar y recoger no se puede comparar a disfrutar de esta serie. ¿Qué coño haces pensando en las obligaciones domésticas, entonces? Atendiendo al dicho “no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, y sabiendo por cierto que no se pueden hacer dos cosas a la vez, entre limpiar y disfrutar de la serie, lo segundo está mejor. Te lo digo yo. Que la goces así como yo la he gozado.

Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría

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Por último pedir diculpas por el contenido. Es de muy mala calidad y la mayoría de las entradas recuperadas no merecían serlo. Pero aquí está esta entrada como ejemplo de que no me resulta fácil deshacerme de lo que había escrito. De verdad que lo siento muchísimo si has llegado aquí de forma accidental y te has parado a leerlo. 😔