Una serie documental que SÍ deberías ver -pero que sí, que sí-: COSMOS

Llevo ya unas cuantas semanas publicando cada jueves aquellos documentales, y algunos libros, que sospecho te harán ser mejor persona. Y en algunos casos los que no. Ha llegado el momento, sin embargo, de decirte que si no has visto la serie documental Cosmos no te puedes considerar un ser humano. Vale que te puedan gustar los bodrios televisivos y los realities tipo ‘Operación Truño’ y ‘Gran marrano’, pero debes tener presente que nadie, que precie y quiera ser respetado por el resto de los individuos de una sociedad -de humanos, que no de insectos-, puede ni debe haber faltado a la santa obligación de haber visto, al menos una vez en su vida, la serie que refiero. Si no lo has hecho ya considérate, sin paliativos y sin cabida a argumentos expiatorios, a la altura de un burro. Sin embargo, a diferencia de ellos, tú no formas parte de una especie en peligro de extinción, sino todo lo contrario, eres una lacra. Si no la has visto se te puede considerar parte de la plaga que asola este bello planeta. Entre una cucaracha y tú, la única diferencia es que en tu caso parece que articulas sonidos parecidos a fonemas del idioma y reconocible por otros individuos de la subespecie a la que perteneces.

Carl Sagan protagonizó una serie que debería ser de obligado estudio en los colegios. Y el libro debería ser leído, también, por cada niño de 12 años, so pena de ser enviado al colegio en ropa interior de no hacerlo. Sin excusas y sin mierdas machangas de ningún tipo. Hasta la coronilla me tienen los medios -y las medias- con la jodida religión y si es de rigor o no estudiarla en los colegios, cuando hay cosas que son mucho más importantes y menos estúpidas que deberían ser estudiadas. Cosas que realmente añaden valor a la educación y existencia de los pequeños. El estudio de Cosmos debería sustituir a las clases de religión y de ‘ciudadanía’. Si me dan una subvención millonaria, pasaré el resto de mi existencia demostrando que aquellos que ven la serie se convierten en mejores personas y, por consiguiente, en mejores ciudadanos sin necesidad de doctrinas religiosas que les sometan a una vida amenazados por estúpidos mandamientos. No me importa que quieras creer en dios, pero su verdadero profeta es Sagan y no un jipi con el pelo largo.

He disfrutado en varias ocasiones de la serie completa, tragándome capítulo tras capítulo como un yonki desesperado por su siguiente dosis. Cuando salió en DVD no dudé un instante. Vale todos y cada uno de los euros que pueda costar. No hay excusa alguna para no comprarla en forma original y mandar, en esta ocasión con más fuerza y convicción, a tomar por donde amargan los pepinos a todas las mafias del P2P que sodomizan tu ancho de banda a diario. ¡Que no, que no! Que no existe en este cosmos ni un motivo para que no la hayas visto ya -que mira que tiene años la serie-, y tampoco para que no te gastes lo que cuesta tenerla original. Es mejor que las mierdas de bebidas aguadas que te sirven en el pub, al que vas con la absurda ilusión de que alguien se fije en ti.

Cuando creé este nuevo rincón para dejar mis detritos mentales, me puse como regla no caer en el copiar y pegar de vídeos del tubo para rellenar y justificar el no tener absolutamente nada que decir. Mientras escribía los párrafos anteriores quise aprovechar que Internet te ofrece de todo y escuché el comienzo de la serie. Tengo la piel de gallina por la emoción escuchando las evocadoras, inspiradoras y, muchas veces fuente de consuelo, palabras con las que Carl Sagan deleitaba de forma magistral en el comienzo de la serie. He tenido que hacer un esfuerzo sobrehumano -yo sí soy humano, que lo sepas- para no caer en la tentación de pegar el puto vídeo. Pero merece la pena atender los pocos minutos que te llevará verlo aquí (sí, en inglés, ¿qué pasa?). Aquí en español. Hay muchísimos momentos brillantes y que merecen la pena ser reseñados. Tantos que no voy a dedicar más tiempo a ello. Tienes que verla, y punto.

Todavía no es tarde. Aún estás a tiempo de apreciar esa obra de arte de la divulgación. No cabe alternativa. Si quieres ser un Humano, de verdad, con pleno derecho a opinar lo que está bien y lo que está mal, es obligatorio que lo hagas. En caso contrario, no serás nunca una persona de confianza y todos tus juicios de valor deberían ser inspeccionados hasta el más mínimo detalle, porque seguro que esconden bajeza y miseria en cada esquina. Si eres de los que no aprecian la serie, no te dejaría acercarte a mis hijos, porque seguro que serás un psicópata peligroso que les enturbiará la razón con creencias estúpidas hacia seres que sólo un flipao es capaz de imaginar. Si deseas no ser iluminado mereces pasar tu vida como un miserable becario y acabar explotado en una ett el resto de tus días. Los cabrones que nos han llevado a la crisis mundial seguro que no vieron la serie. Queda con ello demostrado que no verla te convierte en un monstruo capaz de protagonizar las peores vilezas que pueden llegar a hacer las personas.

Que la veas ya, cabrón. En breve volveré a verla, porque es una serie que lo merece.

Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría

Es muy probable que el formato no haya quedado bien y/o que parte del contenido, como imágenes y vídeos, no sea visible. Asimismo los enlaces probablemente funcionen mal.

Por último pedir diculpas por el contenido. Es de muy mala calidad y la mayoría de las entradas recuperadas no merecían serlo. Pero aquí está esta entrada como ejemplo de que no me resulta fácil deshacerme de lo que había escrito. De verdad que lo siento muchísimo si has llegado aquí de forma accidental y te has parado a leerlo. 😔