fusión fría del intelecto

Mi experiencia con el calendario de Fotoprix

Hace bastante tiempo ya, comentaba lo contento que estaba con el Fotolibro de Fotoprix. Mi experiencia, hasta la fecha, y con varios libros acumulados, era muy positiva. También decía entonces que andaba buscando alternativas para Mac. Sin embargo, por aquello del “más vale malo conocido que bueno por conocer”, he optado por seguir explotando durante un tiempo el software de Fotoprix, pero usando el VMWare, que tan buenos resultados me ha dado estos meses atrás para cosillas puntuales.

Mi experiencia con la Nikon D200

He estado repasando los artículos publicados hasta la fecha y no he visto que haya hablado, ningún lunes pasado, día que suelo emplear para estas cosas, aburriéndoles con mi experiencia personal con la Nikon D200. Anotar que como primer recurso he enlazo el análisis de Quésabesde, en lugar de lo habitual, que sería enlazar al artículo de la Wikipedia, porque creo que me lo leí como diez veces antes de decidirme.

Las cosas deben resultar opacas...

… porque si todos entendemos claramente los motivos, puede haber levantamientos contra los opresores. O dicho con más claridad: “como la felicidad del ignorante no hay nada”. Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría Es muy probable que el formato no haya quedado bien y/o que parte del contenido, como imágenes y vídeos, no sea visible. Asimismo los enlaces probablemente funcionen mal. Por último pedir diculpas por el contenido.

Un sueño raro de cojones

Anoche estaba medio borracho y preferí dejar a medias la entrada programada para hoy, con la esperanza de no levantarme resacado y poder terminarla antes de salir para el trabajo. Sin embargo he pasado mala noche y he tenido que hacer filigranas para llegar a tiempo a mi puesto de trabajo. No, no tengo resaca -aunque sí un poco de acidez de estómago- pero media botella de vino seguida de una botella entera de sidra me han tenido sumido en un sueño intranquilo toda la noche.

Mi experiencia con el fotolibro de Fotoprix

Quien me conoce lo sabe -hasta el aburrimiento- y quien ha leído algo mío anteriormente ya debe estar hasta las narices de leerlo: después de la informática el hobby al que más tiempo he dedicado es la fotografía. Ambas aficiones surgieron desde edad temprana en mi vida. Desde agosto de 2002 vengo usando exclusivamente el formato digital, cuando invertí una fortuna en la Nikon Coolpix 5700, que tan buenos momentos me dió y que, en un momento dado, me hizo detestar la fotografía (pero eso es otra historia).

Crecimiento sigmoidal y mercado inmobiliario

Hace una semana aproximadamente, mientras la chica que iba sentada a mi lado en la guagua leía una novela romántica, yo iba quemando mis retinas en el libro Dinámica de Sistemas, de Javier Aracil y Francisco Gordillo. En un momento dado me tropecé con el siguiente párrafo: Al considerar el proceso de crecimiento asociado a un bucle de realimentación positiva se indicó que en realidad todo proceso de crecimiento, más pronto o más tarde, se encuentra con unos límites.

Quisiera ser un gran profesional

Jennifer, o Jenny, como la llamamos mi mujer y yo, es una chica bastante jovencita que tiene unas manos privilegiadas. Da unos masajes geniales que, mientras los recibes, dan ganas de que no acabe nunca. Siempre y cuando, claro está, no sea para eliminar contracturas y nudos generados por décadas de malos hábitos posturales. En esas ocasiones quieres que termine pronto el sufrimiento y te vas de allí sabiendo -y Jennifer lo sabe- que al día siguiente te estarás acordando de ella, y no precisamente para desearle lo mejor, ni a ella ni a sus familiares.

Mi experiencia con el Sigma 70-300 1:4-5,6 DG

No se le puede pedir peras al olmo (al menos al que no es transgénico), pero a un objetivo tan barato, se le puede pedir una más que decente calidad de imagen; aunque todo apueste en contra. Recuerdo que lo compré a escondidas de mi mujer, que aunque es demasiado buena conmigo (y no me la merezco), le preocupa mi tendencia a despilfarran innecesariamente y, con ello, poner en peligro la economía familiar.

Tardes de sofá: ¡Por favor, no veas Flash Gordon!

Querido lector, aunque tengo en poca estima tu capacidad intelectual, porque te tragas lo que te echen en la televisión, te ruego, no, te suplico de rodillas, que por favor no veas la serie de televisión Flash Gordon. Estoy convencido que no solo produce calentamiento global innecesario, también hace a la gente más idiota. Y tú ya estás en el límite que te diferencia de una ameba. ¡Por favor, no sigas por ahí!

Un libro que deberías leer: El economista camuflado

Hoy jueves he decidido cambiar, al menos por una semana, los documentales por los libros. Si esperabas un documental tendrás que esperar, mucho me temo, a la próxima entrada de esta serie de artículos. Acabo de terminar de leerme el libro El economista camuflado de Tim Harford. Ha costado que terminase de leerlo, porque llevo una época rehuyendo el libro impreso, forzando su disfrute exclusivamente a los veinte minutos antes de quedarme completamente dormido.