No sin mi iPhone

He sufrido un pequeño ataque de pánico tecnológico. He visto pasar toda mi vida en un instante. Y he protagonizado yo mismo, en mi película biográfica de título “No sin mi iPhone” un drama de magnitud épica. Miro una vez y 95% de batería. Miro un rato después, y completamente apagado. No respondía. Nada. Muerto completamente. Ahí fue donde sufrí el ataque de pánico que decía. Suerte que mi jefe ya había pasado por eso. El truco estaba en forzar un reinicio hardware (enter + power + botón de volumen), ponértelo en la frente, dar vueltas mientras se entona el capítulo 20 del Libro de los Profetas, con la melodía de Quién ha robado mi carro de Manolo Escobar, para exorcizarlo. Finalmente está funcionando. Como si no hubiese pasado nada. Que susto. Será capullo. Como lo vuelva a hacer vamos a tener un disgusto. Desde que salió el 4S nuestra relación anda un poco tensa.

Esta entrada ha sido importada desde mi anterior blog: Píldoras para la egolatría

Es muy probable que el formato no haya quedado bien y/o que parte del contenido, como imágenes y vídeos, no sea visible. Asimismo los enlaces probablemente funcionen mal.

Por último pedir diculpas por el contenido. Es de muy mala calidad y la mayoría de las entradas recuperadas no merecían serlo. Pero aquí está esta entrada como ejemplo de que no me resulta fácil deshacerme de lo que había escrito. De verdad que lo siento muchísimo si has llegado aquí de forma accidental y te has parado a leerlo. 😔